Secciones
Servicios
Destacamos
Rosa Inés García Militante del PSOE
Ochenta y ocho mil ocho, el gordo de la Lotería de Navidad que se hizo esperar hasta las 13,16 hrs del 22 de diciembre de 2023 cuando las voces infantiles de Yesica y Francisco le sacaron del bombo. Salieron en la novena tabla y el alambre ocho. Ese día Beethoven tocó su novena sinfonía para cantar a los afortunados el mejor Himno a la Alegría.
Para el griego Pitágoras el mundo se expresaba en números. Sí. Hay números contra la libertad y la dignidad humana: el 46.664 del preso Nelson Mandela o el B9147 del tatuaje de Otto Frank en el campo de Auschwitz. Números de la esperanza: 6 ... de cada 10 pacientes de cáncer se curan y 60.198 personas autistas se beneficiarán de los avances en la genética de la enfermedad. Números de vida nueva: 2.976 niños nacieron y números buscando la belleza: 3.030 alumnos de música en esta tierra y más de 100 poetas…
El deseo también tiene sus números. Igual que con el sonoro llegó la alegría al cine, buscamos cada año en la lotería ese número que nos impulsa a pisar los charcos cantando bajo la lluvia a lo Gene Kelly con un paraguas. Y como en lo pequeño anida lo real, algunos eligen el más corto para recordar sus cifras.
Por su naturaleza infinita, como el número pi, el deseo es lo que mueve nuestras vidas. Este año yo le he añadido razón y emoción al 53.483. ¿Y si no toca? Sólo es un número: ¡siempre, a la vuelta de la esquina, nos espera un nuevo placer desconocido!
María Luisa Sanjuán Exconcejal de Ciudadanos
Recordemos que hasta el 22 de diciembre todos somos 'Gordos', compartimos bombo y disfrutamos planeando lo qué haríamos si las vocecitas de San Ildefonso cantasen nuestro número mágico. Sin olvidar que azar sobrevenido no garantiza suerte posterior. La matemática, ciencia enrevesada para los españoles, es exacta respecto a la probabilidad de que nos toque el gran premio de la lotería: una entre 100.000.
Para poder visibilizar el incierto prodigio, un matemático español, José Luis Muñoz Casado, publicó hace unos años el experimento con granos de arroz. Después de comprobar el peso de un grano, concluyó que vaciando 2,700 Kg. de cereal en una bolsa tras pintar uno solo de sus granos, si al revolverlos y elegir uno a ciegas saliera el coloreado, esa sería la probabilidad de que nos toque el Gordo. De ahí nuestra fascinación por la lotería de Navidad. Una esperanza tan remota como posible.
Cierto es que si el azar llama a tu puerta tiene que pillarte en casa. O sea, que para que te toque hay que comprar. Hay gente que piensa que el milagro del premio les incluye el décimo.
Sobre comprar, en mi familia se ha jugado durante tres generaciones un número fijo en todos los sorteos, incluidos los semanales. Cuando heredé la tradición decidí romperla por parecerme absurdo que un número se convirtiera en único superviviente de lo que inició mi abuela con una amiga. No me arrepiento. Sigue sin tocar. Aquí lo dejo por si queréis bailarlo: 06622.
Volviendo al grano. Si nos toca, no nos olvidemos de los valencianos. Paella es compartir.
María Luisa Peón Militante del Partido Popular
O pagas la Lotería de Navidad o no toca. El sorteo está rodeado de tópicos como este y otras cábalas, mitos, anécdotas y coñas propiciadas por la chispa española. Desde los frikis disfrazados de bombo que hacen noche a la puerta del Teatro Real de Madrid, hasta los cientos de rituales que preceden la elección de tu décimo. Aquí hay tanto tema, que da para copar toda la sobremesa de una cena con amigos.
Tampoco este sorteo se libra de la picaresca y, de cuando en cuando, trincan a algún golfo de medio pelo que vendió participaciones de un décimo que no tenía o que compró décimos premiados para blanquear dinero negro. Pero, al menos de momento, nuestra analógica lotería es inexpugnable a los 'hacker' y se libra del crimen organizado: no se conoce trama de tráfico de influencias, nepotismo, malversación, cohecho o filtración ilegal por parte de funcionario público que haya señalado al poder de turno por amaños del sorteo. ¡No será porque el monto disponible, 2.702 millones de euros en premios, no resulte suficientemente goloso! Reconozco que tenía intención de vincular el artículo de hoy con esa ocurrencia de algunos de los diputados del Congreso, que después de saber que Aldama había acusado a Santos Cerdán de ser el destinatario de un pellizco de sus sobornos, le recibieron al compás de –léase cantando como si fuera usted un niño de San Ildefonso– quince miiiil euuuuurooos. Pero luego me he imbuido de espíritu navideño y he decido dejar la política para el mes que viene.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.