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Una mañana, siendo yo pequeña, vi a mi abuelo tomando su pastilla diaria y le pregunté: «¿Eso significa que estás enfermo?». Me sonrió y su única respuesta fue: «¿Tú ves a tu abuelo enfermo?».
Me viene a la cabeza esta anécdota de hace 25 años ... tras haber conversado los últimos días con representantes de distintos colectivos sobre el estigma asociado a algunas dolencias, debido al desconocimiento. Muchas veces, nos dicen, no es tanto el diagnóstico de una enfermedad ni su clínica lo que más daña a la persona sino la sensación de estar 'marcado' de por vida.
Los últimos datos del INE desvelan que el 74% de la población española valora su estado de salud como «bueno» o «muy bueno» y, sin embargo, el 64% de la población adulta tiene algún problema de salud crónico. La hipertensión arterial, los dolores de espalda, la artrosis o las alergias son algunos de los procesos médicos más frecuentes en nuestro entorno, pero ¿es una persona hipertensa o un alérgico alguien con un mal estado de salud? ¿Qué es 'enfermedad'? ¿Qué implica referirse a alguien como 'enfermo'?
Desde las administraciones es fundamental trabajar en promocionar la salud, en prevenir las enfermedades y en dar calidad de vida a las personas que padecen cualquier tipo de dolencia; esto incluye luchar contra las percepciones equivocadas que la población tiene sobre determinados diagnósticos y, naturalmente, no fomentarlas. En este sentido, dentro de las competencias de un ayuntamiento como el de Santander, debe entenderse como una prioridad no solo formar en salud y enfermedad para luchar contra el estigma asociado a numerosos procesos mórbidos, sino evitar generar una mayor estigmatización a través de sus comunicados, convocatorias y normas.
El estigma, en muchos casos, se debe a los prejuicios que otros tienen basándose únicamente en la existencia de un diagnóstico, pero sin atender a razones clínicas o personales (no es necesario conocer al individuo ni a su estado de salud, porque ya viene con 'etiqueta'). Esta situación deriva en multitud de ocasiones en un sufrimiento añadido y en un empeoramiento de la calidad de vida para las personas que la padecen.
En los últimos años, numerosos colectivos de pacientes vienen exigiendo que se tenga en cuenta el conocimiento científico-médico que avala la no discriminación a la hora de acceder a la función pública por el mero hecho de haber sido diagnosticado de una enfermedad. En noviembre de 2018, escuchando esta reivindicación, el Consejo de Ministros acordaba la aprobación de instrucciones para actualizar las convocatorias de pruebas selectivas de personal funcionario, estatutario y laboral, civil y militar, en orden a eliminar ciertas causas médicas de exclusión en el acceso al empleo público como la diabetes, el VIH, la celiaquía y la psoriasis, explicando que los motivos de exclusión deben atender solo a parámetros clínicos.
Actualmente, en el Ayuntamiento de Santander, en las convocatorias de ingreso a los Cuerpos de Policía Local y de Bomberos se incluyen numerosas exclusiones basadas en procesos de salud que, apoyándonos en la evidencia científica (tanto sobre la evolución de las enfermedades como sobre las estrategias terapéuticas), deberían estar sujetas al dictamen facultativo correspondiente y no impedir en sí mismas el acceso a este tipo de plazas.
¿Realmente que una persona tenga la tensión arterial baja debe impedir acceder al cuerpo de policía? ¿Estar diagnosticado de enfermedad de Crohn incapacita para desempeñar las funciones de un policía local? Estos son solo dos ejemplos de los muchos que deberían eliminarse inmediatamente del cuadro de exclusiones del Ayuntamiento de Santander
Trabajar en las competencias de salud desde un ayuntamiento debe entenderse como algo transversal que ha de integrarse en las políticas de todas las concejalías y, por supuesto, también en la de personal.
Desde el Partido Socialista en el Pleno de diciembre del Ayuntamiento de Santander pediremos una revisión inmediata de los cuadros de exclusiones por procesos de salud asociados al acceso a distintos cuerpos profesionales. Que se atienda al estado de la ciencia es necesario para evitar la discriminación y estigmatización que un Ayuntamiento debe prevenir y no potenciar.
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