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Escribo estas líneas todavía con la desolación y la emoción por las imágenes y los testimonios de las consecuencias de las inundaciones en la Comunidad Valenciana. El recuerdo y el ánimo desde Cantabria va para las víctimas y para todos los afectados: personas que ... han visto su proyecto vital y familiar arruinado, lo mismo que comerciantes y pequeños empresarios que van a tener que comenzar de cero. Es admirable la red de apoyo que la sociedad civil está organizando para ser eficaces y rápidos. Es el momento de la solidaridad y la generosidad.
Y los empresarios sabremos arrimar el hombro, porque nuestra vocación y el objetivo que nos mueve es servir en los territorios donde estamos, y en cada región lo hacemos de la forma que mejor sabemos: trabajando, invirtiendo, arriesgando y ayudando a crear las condiciones que creemos que pueden hacer de nuestra tierra un lugar más próspero y con mayor atractivo.
Cantabria es una comunidad de clase media. En todos los rankings Cantabria aparece en mitad de la tabla. Juzguen ustedes si es bueno o malo; antes estábamos entre los líderes de este país, ahora quienes lideran –datos recientes del índice de calidad de vida por comunidades, por ejemplo– son comunidades vecinas y competidoras: Navarra, La Rioja, País Vasco, Aragón…
En las últimas décadas, Cantabria ha perdido peso en el conjunto de la economía española. En 2024 aportaba sólo el 1,12% del PIB (antaño por encima del 1,20%) y nuestra renta per cápita en 2022 era el 92,9% de la española, cuando en el 2004 alcanzaba el 93,4%.
¿Qué podemos hacer? Mejorar nuestra productividad para ganar en competitividad, aunque hay dos factores limitantes que nos lastran: un tamaño de mercado que es un tercio inferior al del promedio y un tejido productivo con un menor peso de las empresas grandes de más de 200 trabajadores: 1,4% por 1,8% en España.
En este contexto, Cantabria debe lograr esos objetivos creando un entorno propicio para la atracción de inversión. En mi opinión hay dos herramientas fundamentales para lograrlo: simplificación administrativa y competitividad fiscal.
Sobre la fiscalidad, la reforma que entró en vigor en enero de 2024 de reducción de diversas figuras tributarias es un primer paso positivo; la reforma para el 2025 ahonda en esa mejora, pero ha de seguir profundizándose de cara a que el sistema tributario deje de ser un freno. Un reciente estudio del IEE recomienda un senda de reducciones fiscales como ya existe en comunidades vecinas. En el ámbito regional con reducción de tipos marginales del IRPF y aplicables a la tributación del ahorro y tipos generales del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. En el ámbito municipal, ampliando el límite exento de tributación del IAE; bonificando IBI e IAE a las empresas con pérdidas o que generen empleo y otras reducciones sobre la actividad productiva.
La Ley de Simplificación Administrativa es la ley más esperada por ciudadanos, empresas y clase política. Un verdadero clamor. Ahora, la lentitud en la tramitación administrativa puede ser un lastre y una desventaja respecto a comunidades vecinas. Todos los partidos políticos antes de las elecciones del 2023 nos dijeron que esta ley era urgente, con lo cual debería ser una realidad cuanto antes, ya, mañana.
Con estos dos logros, estaríamos en condiciones de incrementar la atracción de inversión, aumentar la actividad económica e incrementar la recaudación para mejorar los recursos disponibles para elevar la calidad de vida en Cantabria.
Existen otros lastres: costes energéticos, despliegue de renovables, infraestructuras para la movilidad, turismo sostenible, apoyo al sector agro... Pero tal vez los dos problemas más urgentes son el absentismo y la falta de perfiles profesionales adecuados a las necesidades laborales.
Ser empresario en estos tiempos no es sencillo. Dentro de unos días celebramos nuestros VII Premios, que son un reconocimiento a los que tratan de sacar adelante un sueño. En Cantabria, el tejido empresarial está compuesto en un 99% por pymes, que son esenciales en nuestra economía: 37.000 empresas. Cuidar el mundo empresarial es una de las mayores responsabilidades que deben tener las instituciones de Cantabria.
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