Enrique Ferrer, in memoriam
AL HILO DE LOS DÍAS ·
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AL HILO DE LOS DÍAS ·
Residente en Torrelavega durante gran parte de su vida, no tuvo el reconocimiento que merecíaEl pasado fin de semana fallecía el poeta torrelaveguense Enrique Ferrer Casamitjana. Había nacido en Udalla en 1940 pero residió en nuestra ciudad la mayor ... parte de su vida. Estudió por libre hasta tercero de Filosofía y Letras, abandonando la carrera y trasladándose a Londres, donde trabajó tres años de camarero. Últimamente sabíamos poco de él. Nos decían que estaba en una residencia de mayores. Nuestra sorpresa fue conocer su fallecimiento a través de este periódico. Enrique Ferrer fue un grandísimo poeta que no tuvo el reconocimiento que su obra merecía salvo para una minoría de conocedores de la poesía de Cantabria. Tal vez influyera en esa injusta valoración por parte de ciertos sectores su actitud crítica, insobornable, una personalidad compleja y una tendencia solitaria. Escritor de una inmensa cultura literaria, formó parte del grupo poético Cuévano a finales de los años setenta.
El también poeta Aquilino Ceballos recordaba cariñosamente en estas mismas páginas su relación con el colectivo torrelaveguense Adal. En 1972 obtuvo el Premio José Luis Hidalgo en su primera edición convocado por Puntal 2 con el libro 'Por la oscura región de vuestro olvido'. Toda una sorpresa en el panorama poético de la región. En 1979, la Delegación del Ministerio de Cultura le edita 'Todos hablan que ya llegó la hora: El país espera el Triángulo Amarillo', confirmando el rigor y la personalidad de su poética. Recientemente, en 2018, Alcorta y Fombellida, dentro del programa del Aula de Poesía José Luis Hidalgo, reúnen una selección de poemas suyos que editaría el Ayuntamiento de Torrelavega bajo el título 'Poemas y recreaciones'. Quizás fue su última aparición pública con motivo de la presentación. Las revistas Cuévano, Sísifo, Peña Labra y La Ortiga publicaron textos suyos. Fue incluido en la antología 'Poetas de Cantabria, hoy' en la que, a modo de presentación, escribía con mucha ironía, tan característica en él, sobre sí mismo: «Enrique Ferrer puede ser usted. Cualquiera. Lleva visera. Ahora. Pero puede llevar un trombón debajo del brazo. Qué sé yo. De todas formas, ama las ropas usadas y el jugar a las cartas sin ventajas. Fuma. Este es otro de sus muchos vicios.
Además de escribir poemas, leer, y pensar y coleccionar experiencias. ¿Qué más les voy a decir para que se hagan una idea? Hay que verle, claro». El profesor Julio Díaz, en su estudio sobre la poesía de Cantabria entre 1970 y 2000, 'Artesanía de olas y de días', afirmaba: «La poesía y las reflexiones de Enrique Ferrer suponen un hito en la historia de la renovación estética de Cantabria durante el último cuarto del siglo XX». Muy probablemente dejó mucho material inédito. Darlo a conocer sería una necesaria reivindicación poética.
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