Un ensayo

Una vez creada esa atmósfera, en el mío tiene que prevalecer la acción. Sí, la misma que está habiendo con el semáforo. Que hubiera bronca. Con críticas, con reproches, con detractores que dijeran algo así como que «el consejero ha infundido miedo a los ciudadanos, y el miedo no es un buen compañero de viaje en ninguna situación y menos en esta». Y que añadieran que es «un protocolo que no entra al detalle de los diferentes ayuntamientos» o que la ciudadanía «no está para ensayos» (y yo intentando hacer uno). Sería genial lograr esa tensión que se palpa entre estos y los ideólogos del semáforo: «El nuevo sistema del control del covid es mucho más justo porque compensa las distorsiones en municipios pequeños». Y que se indignarán aún más los detractores al oírlo.

Ya me gustaría que mi ensayo tuviera todos estos ingredientes. Y que el suspense estuviera garantizado hasta el final como aquí, con el público-lector enganchado ahora cada siete días a ver qué hay de lo suyo. Yo quiero algo igual, el ensayo me quedaría redondo.