Enterrar la bruja

Jugando a las similitudes, en los partidos políticos también tienen por costumbre, aunque no lo confiesen, enterrar la bruja en las cenizas de la magosta. Que viene a ser la papeleta con el nombre del candidato a las próximas elecciones a quien se sacrifica, eliminándolo de las listas electorales.

Normal es que cuando el concernido se entere entre en infinita cólera y acuda a los medios de información y comentaristas políticos para largar sin cortapisas cuanto llevaban años guardándose para sí, sin decir esta boca es mía, devotísimo del jefe.

Previstas hay elecciones municipales y autonómicas para el próximo 28 de mayo. Y aunque para las nacionales aún no hay fecha determinada, habrán de celebrarse a más tardar el 10 de diciembre del año próximo. De manera que están, como quien dice, a la vuelta de la esquina.

En pleno tardiu (otoño local), toda Cantabria rezuma magosta. Hay fuegos encendidos que no se percibe que están encendidos. Rescoldos de rencillas internas que no tardarán en vomitar llamas. Entre tanto, voluntariosos abundan que se afanan en recoger ramas del bosque para la hoguera. Y chaqueteros que llevan meses con el saco de las castañas al hombro. Habrá magosta comunitaria. Y magostas municipales. Habrá quienes sobrevivirán al fuego y quienes perecerán en sus brasas. Habrá buenas caras y malas caras. Y habrá embusteronas y embusterones que cuando busquen la castaña con su nombre entre las cenizas no la encontrarán. Serán los sacrificados por el partido. Aquellos a quienes el trasero ya les huele a chamusquina.