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El día 8 de marzo dije en la RTPA asturiana que la guerra en Ucrania acabaría el 9 de mayo y no me equivocaba... Me ... equivocó Rusia porque erraba ella con sus planes, que a mí me parecían inequívocos, de hacer coincidir el final de esta tragedia con el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria, que es como allí llaman a la II Guerra Mundial.
Y tan es así que posteriormente no ha habido ningún medio en el mundo que no repitiera esa fecha como algo seguro. Incluso el Papa de Roma la dio por buena porque así se lo había dicho Orban, el presidente húngaro.
Y no es que quiera apuntarme un tanto ni disculparme por el fallo, simplemente quiero decir algo sobre por qué nos equivocó Putin a todos con sus pretensiones, y a la misma Rusia en sus cálculos sobre el enemigo que tenía, y tiene, enfrente.
En las guerras, como en todo en la vida, se debe tener muy claro lo que se puede digerir, y Ucrania no es digerible porque no es Osetia, en donde además la comunidad internacional calló porque fue Georgia quien atacó primero, como reflejó el informe de la Unión Europea sobre aquello. Ucrania es mucho más y no solo por sí misma, por su tamaño, sino porque los intereses de todo tipo que se mueven en torno a aquel país la hacen aún más indigesta, lo que unido a una doctrina de empleo militar obsoleta del año 2000 -ni siquiera cuando el empleo de los medios sea en masa- está provocando un desastre. La cantidad puede estar reñida con el modo de empleo o con la poca eficiencia de los medios en terreno inadecuado a ellos, como es el caso del combate en poblaciones en las que las unidades pequeñas se mueven mucho mejor, y a pie, si es posible.
Poco a poco esta sangrienta e injusta guerra se va enquistando hasta el extremo de que ya no aparece en las primeras planas de ningún medio, síntoma inequívoco de que las previsiones son muy inciertas y de que ya nadie cree en soluciones mágicas, que la vida sigue para quien no la sufre en sus carnes, en su alma, en su patria... Y otros intereses nos ocupan porque el Este europeo nos sigue pareciendo que está muy lejos cuando la realidad es que está muy cerca, en la puerta de nuestra casa.
¿Cómo acabará este disparate, esta tragedia? Ojalá se vuelva a los orígenes, a los acuerdos de Minsk auspiciados por la OSCE, que eran los menos malos posibles pero que ninguna de las dos partes cumplió ni creo que tuviera intención de cumplirlos. Ni siquiera la propia OSCE, que mandó a observadores lituanos para garantizarlos cuando era notorio el gravísimo problema que entonces enfrentaba a Rusia y las repúblicas bálticas por la situación de los rusos atrapados en estas últimas a la caída de la URSS. En torno al cuarenta por ciento de sus habitantes, con el nombre de 'no ciudadanos', quedaron poco menos que como apátridas, situación que no creo, aunque reconozco que me falta información verídica, que se haya resuelto totalmente.
Solo hay un 'problemilla' para que se vuelva a negociar cualquier acuerdo, el que nadie se siente a negociar si no se encuentra en situación de superioridad o en tan mala situación que no le quede más remedio. Pero que esta guerra ya no esté en las portadas es muy mal síntoma.
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