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Érase una vez un mundo comido por la guerra, las desigualdades sociales, la pandemia, las noticias diarias de muertes, desolación, crímenes y muerte. Érase una vez un mundo que lo tenía todo y fue capaz de perderlo, tirándolo poco a poco por la borda, llenando ... gota a gota el mar de caos. Érase un vez un mundo donde reina y 'aparentemente' gana quién tiene maldad, quién actúa con maldad y quién mira su ombligo para no ver más allá. ¿Es este mundo el que quieres dejar a tus hijos?¿O a ti mismo? ¿Es esto lo que quieres? Destrucción, guerra, desigualdad, muerte. ¿Somos capaces unos pocos de cambiar al resto? ¿Merece la pena? ¿Se puede?
Realmente hay días grises y encapotados donde no somos capaces ni de levantarnos del suelo. Pero son días contados. Otros días sí. Unos pocos nos levantamos e intentamos volar aún sin alas. Así que sí, sí que podemos. Podemos crear a nuestro alrededor un halo de bondad. De entrega desinteresada al resto. De amor. De acciones buenas. De sonrisas con los labios y con los ojos. Podemos ayudarnos. Podemos dar la mano y apretar con fuerza al que está a nuestro lado, o en frente, o incluso al que no vemos. Podemos ser generosos. Podemos hacer del mundo, un sitio mejor. No hay que perder la esperanza y convertiremos los 'érase una vez' en un 'son'. Lo convertiremos en realidad. Quizás no en cuentos de hadas, pues la vida real tiene colores, grises, blancos y negros. Pero hacerlo mejor sí, gota a gota, llenando el vaso de buenas acciones, de buen sabor.
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