La escena electoral: el PSOE en busca de su líder

Sería conveniente que, a siete meses de la celebración de las elecciones municipales, los votantes dispusieran, al menos, de una aproximación sobre las intenciones de los partidos -por aquello de no improvisar- de quienes serían sus candidatos en unos comicios en los que son tan ... importantes los apellidos como las intenciones. La indefinición de algunos de los principales partidos con fuerte implantación municipal -PSOE y PP especialmente- deja en evidencia la falta de un liderazgo claro en quienes representan al 42% de los votantes de Torrelavega, porque el liderazgo no se improvisa, no es poder o fuerza, sino el resultado de las cualidades de quienes hacen sentir a los suyos que forman parte de un proyecto común. El líder se nutre de inspiración, de su capacidad para movilizar, no de porcentajes, ni se obtiene por imposición. Por eso, quizás, sea este un buen momento para tratar de identificar qué tipo de caporales llegarán para pedirle su voto. Por ejemplo, en el PSOE, la falta de un líder claro, como lo fueron en su día José Gutiérrez Portilla o Blanca Rosa Gómez Morante, se ha traducido en un progresivo decaimiento del apoyo popular. Los socialistas ya no tienen, como antaño, cabecillas elegidos por sus bases, casi por aclamación; lo evidencian los resultados obtenidos en 2015 y 2019 por José Manuel Cruz Viadero, frente a los repetidos éxitos obtenidos históricamente por sus antecesores. Ahora se trata más de 'crear' un nombre, esculpiéndole con los apoyos recibidos en comicios internos: Por ejemplo, con los logrados por José Luis Urraca (patrocinado por Cruz Viadero) y su candidatura a la secretaría general, que consiguió el 57% de los votos de los afiliados, o lo que es lo mismo, que el 43% de las bases no vieron reflejados en ellos la mejor opción. Escaso porcentaje para hablar de un líder en el estricto sentido de la palabra. Urraca, concejal desde 2014, sería pues -en una hoja excel- quien tendría más opciones para encabezar la futura lista, por lo que su éxito o fracaso en los comicios dependería, más que del apoyo popular, de la atracción o del rechazo que producirían quienes encabecen otras listas. Pero ese 43% que no le dio su apoyo para erigirse en secretario general de la agrupación local -y toda vez que parece clara de momento la autoexclusión de Oyarbide, que logró el 33% de los votos- podría encontrar otras opciones como las que propugnan las también concejalas Esther Vélez, remangona y un tanto histriónica, y que es una de los pocos ediles del gobierno que compatibiliza su trabajo de docente con una concejalía, o Patricia Portilla, quien con más discreción viene buscando su hueco entre los más jóvenes del partido, aunque, al final, el rodillo de las siglas será el que, aunque sea forzadamente, 'creará' a ese líder ahora inexistente.