Secciones
Servicios
Destacamos
La Magdalena, esa playa que por la quietud de sus aguas más parece, la mayor parte de los días, una gran piscina de agua salada que una de nuestras bravías playas de las que con tanta abundancia disfrutamos en nuestra costa cantábrica, se ha ... convertido, por mor de la construcción de dos escolleras, primero, y de su retirada después, en un tema de debate, en el que los santanderinos, así como los partidos políticos que nos representan, mantienen posiciones encontradas.
Recientemente, este periódico daba cuenta del estudio que dice que en los últimos años el nivel del mar en Santander aumentó en 2,38 milímetros anualmente, y que en la actualidad lo está haciendo ya a 3,33 mm/año, lo que llevará a que en un futuro, más o menos próximo, debamos adoptar medidas bastante más drásticas que las escolleras en debate, pues nuestras costas, y con ellas nuestras playas, bahías y ensenadas se verán afectadas de una manera muy importante. Es muy posible, por ello, que llegue un día en el que nuestros hijos no solo vean escolleras en La Magdalena sino también en otras muchas playas de nuestro litoral. Para ello no hay más que ver el espacio de arena, cada vez menor, que queda sin cubrir por el agua en la segunda playa de El Sardinero cuando sube la marea. Problemas, todos ellos, generados por el cambio climático que de una manera cada vez más directa está afectando a todo el planeta y que, al decir de los expertos, tendrá una incidencia muy directa y negativa en nuestro país y por ello en nuestra región.
Desde luego no seré yo quien ose decir lo que se debe o no se debe hacer para resolver el problema que la elevación del nivel del mar nos planteará en un futuro próximo y que en muchos casos, como el de la playa de La Magdalena, ya es presente, teniendo en nuestra ciudad un instituto altamente especializado en este campo, el cual, por su calidad y trabajos realizados en todo el mundo, tiene un reconocimiento internacional del que todos los cántabros, por no decir también todos los españoles, tenemos motivos más que suficientes para sentirnos muy orgullosos, y en el que, lógicamente, podemos, y debemos, apoyarnos para adoptar las mejores soluciones a los problemas que en este campo nos plantee la subida del nivel del mar.
Es cierto que determinadas medidas pueden ser más eficaces que otras, como también ser más o menos costosas, económicamente hablando, así como afectar más o menos al aspecto visual al que estamos acostumbrados y, por supuesto, incidir de forma más o menos importante en el conjunto medioambiental en el que nos proponemos actuar. Ello no significa, sin embargo, que debamos cruzarnos de brazos y no hacer nada, pues en tal caso la propia naturaleza se encargará de actuar por sí misma y producirá cambios que nos afectarán en mayor o menor grado.
A los efectos anteriores debemos tener en cuenta que numerosas e importantes han sido las actuaciones que la mano del hombre ha hecho en nuestra ciudad. Unas, claro es, con más fortuna que otras, pero que todas ellas, al final, han conformado el Santander que ahora conocemos. Algunas, ciertamente, hoy es muy probable que no las realizásemos y otras, muy posiblemente, las daríamos otro enfoque bien distinto. Así y todo, ¿nos opondríamos hoy a hacer la avenida de Reina Victoria porque había que modificar la ladera que baja hacia el mar, y hacer, para ello, un robusto muro como soporte del terreno? Aún más, ¿alguien defendería hoy que debíamos volver ese espacio a su estado natural y, para ello, taponar la citada gran avenida? Metidos ya en faena, ¿aprobaríamos, como querían algunos en su momento, quitar de su ubicación actual el Centro Botín y cerrar el túnel hecho bajo el parque, recuperar la vía superior y el aparcamiento del ferry, con su cierre perimetral, que existía anteriormente y que nos impedía asomarnos a la bahía en una zona tan privilegiada?
Lógicas son siempre las opiniones particulares sobre los distintos proyectos, sean a favor o en contra y compartidas o no, pues ello permite la confrontación de ideas, lo que siempre es positivo. Cuestión diferente es poner los intereses partidistas, generalmente cortoplacistas y tendentes al desgaste del adversario, por encima de los de los ciudadanos, pues llegará un día en el que la realidad se impondrá y el partido en el gobierno tendrá que adoptar las soluciones realistas que las necesidades del momento exijan, aunque ellas, en muchos casos, sean contrarias a las anteriormente defendidas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.