Escrutinio penitencial

Tiene mucho mérito que en Cantabria el PP haya logrado ser de nuevo la primera fuerza electoral en comicios nacionales (por octava vez). Hay que observar que sólo en Galicia y Castilla ha ganado también. Y sólo en Castilla y Cantabria ese ganar se ha traducido en ventaja de escaños (en Galicia PP y PSOE han empatado a diputados). Ahora el récord de los populares en elecciones a Cortes es un 8 de 11. Más amplio hubiera sido, seguramente, este balance, de no mediar la reñida competencia de dos fuerzas que han aprovechado bien la 'segunda vuelta'. Vox, alimentado por expopulares, ha logrado el escaño que solo llegó a rozar en abril. El PRC supera el 20% y confirma su fortaleza actual. Los potitos que el PSOE le viene administrando con mimo desde 2003 están produciendo todo un hércules. Cantabria ha inventado el 'partido nodriza', originalidad no se nos puede regatear.

Con el triunfo del PP y la entrada de Vox Cantabria en el Congreso, Pedro Sánchez pierde en términos netos un diputado para su investidura. Esto traslada el mensaje global de que los cántabros no están contentos, especialmente desde el verano, de la evolución del Gobierno. El PSOE habría ganado al PP en la región de haber recabado el voto útil de una parte de los electores de Podemos e IU, que sin embargo se lo negaron por haberles querido ningunear este verano. Así que una lección que surge de las urnas es que todo pecado lleva su penitencia, pues hasta el regionalismo se queda sin un ansiado segundo diputado, precisamente por seguidismo excesivo hacia Sánchez, que no gusta al elector más moderado.

La izquierda se ha quedado en un 32% del voto, frente al 35% de abril, y pierden un diputado y dos senadores. La derecha y el centro bajan del 49% al 46%, aunque ganan un diputado y dos senadores. El regionalismo ha crecido, pues, por los dos flancos, pero suma sólo el escaño que ya tenía: luego ha perjudicado a los aliados y beneficiado a los adversarios. Pero habrá sido sin querer. Eso suele reducir la penitencia que se impone al pecador. Ya se sabe que las buenas intenciones son un extraordinario material de construcción.