La Escuela de la Profesión Médica, los Colegios de Médicos y la sociedad

Ejercer la Medicina no solo implica el cumplimiento de los Códigos Civil y Penal a los que todos los ciudadanos estamos sujetos, sino también del conjunto de «principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional del médico» recogidas en el Código Deontológico y que giran en torno a cuestiones tan sensibles y susceptibles de protección como la confidencialidad, la autonomía del paciente, la empatía en la relación médico-paciente o la investigación y sus connotaciones éticas.

Los organismos que tienen la capacidad de velar por el respeto de todas estas normas son los Colegios de Médicos. Para ello, se sirven de la autorregulación, es decir, la fórmula que nos permite regularnos como grupo profesional, poder ejercer este control de seguridad y, por tanto, dar garantías a la sociedad. Los Colegios de Médicos son los responsables de custodiar el profesionalismo, todos esos conocimientos que harán del acto médico un acto seguro y de calidad; todos esos valores para ser buen médico y hacer buena Medicina.

Por ello, la Organización Médica Colegial, que agrupa a los 52 Colegios de Médicos de España, ha puesto en marcha la Escuela de la Profesión Médica, un emocionante proyecto que nació en el año 2021 para formar en profesionalismo.

Recientemente, del 21 al 23 de septiembre, esta Escuela ha vuelto a reunir a los Colegios de Médicos en su segunda edición, en el incomparable marco del Palacio de La Magdalena.

Durante tres intensas jornadas, hemos debatido desde la reflexión puramente profesional y técnico, alejados de cualquier otro entorno, sobre temas tan importantes como los cambios en la práctica clínica tras la pandemia en la Medicina española y el Sistema Nacional de Salud; el ejercicio privado de la Medicina en España; el rol docente de los médicos para la mejora del aprendizaje de la Medicina; y cuál debe ser el papel de los Colegios de Médicos en los próximos años para dar respuesta a las necesidades tanto de la propia profesión como, insisto una vez más, los pacientes, en quienes redunda y se revierte todo el trabajo diario que se desarrolla en las organizaciones colegiales. Cuestiones, todas ellas, para las que los médicos tenemos que estar preparados.

También hemos profundizado, de la mano de expertos con conocimiento profundo y amplia experiencia, sobre temas que están ligados estrechamente al ejercicio de nuestra profesión y que ahondan también en la esfera social, como la atención médica al menor de edad; la correlación entre la salud y el cambio climático; la aplicación práctica de la Ley de Regulación de la Eutanasia; la atención al paciente con discapacidad intelectual a la luz de la Ley 8/2021. Responder a las demandas y necesidades de la sociedad, en el ámbito que ocupa al médico, requiere que estemos debidamente cualificados.

Este Foro, además, está orientado a que su trabajo traspase las barreras de la teoría y pueda aplicarse en la práctica a través de la creación de documentos prácticos que recojan las principales conclusiones extraídas de los distintos debates. Una vez elaborados, consideramos esencial que los traslademos a las autoridades y administraciones responsables de tomar las decisiones que afectan a la práctica clínica, el Sistema Nacional de Salud y los problemas de los profesionales siempre en la búsqueda de, insisto de nuevo, asegurar la mejor atención sanitaria para nuestros pacientes.

Continuar en este camino exige esfuerzos a los Colegios de Médicos. El primero de ellos, apostar por promover, impulsar, fomentar y potenciar la formación continuada y adecuada para mejorar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores de los médicos, tanto los propios de cada especialidad y la súper especialización, como las competencias transversales, es decir, aquellas que responden a comportamientos interdisciplinares como la comunicación y relación con el paciente, los conocimientos médico-legales, el trabajo en equipo, la bioética, etc., destrezas que complementan el saber tecnológico y científico y que contribuyen a humanizar la práctica médica.

Es importante recordar a los ciudadanos que los médicos nos formamos en competencias y conocimientos a lo largo de un mínimo de 11 años y un máximo que nunca acaba; y que lo hacemos porque en pleno siglo XXI, la indiscutible naturaleza multidisciplinar de la atención al paciente bajo el liderazgo clínico no es ventaja gremial, sino una carga de responsabilidad, un deber y un derecho recogido también en el Código Deontológico en pro de la seguridad de los pacientes.

En este sentido, las organizaciones colegiales tienen la responsabilidad de facilitar las herramientas necesarias para que la posibilidad de formarse sea accesible y ágil para sus colegiados y, de nuevo, para ofrecer garantías a los ciudadanos de que los médicos colegiados están al día y en condiciones de prestarles la asistencia más adecuada en cada caso, lugar y ocasión, porque un profesional con las competencias actualizadas no solo tratará de curar, sino que también evitará o reducirá los efectos adversos inherentes o coyunturales en cualquier proceso asistencial.

En segundo lugar, corresponde a los Colegios de Médicos contribuir a la creación de entornos como la Escuela de la Profesión Médica y promover el aprendizaje del profesionalismo médico en beneficio de la sociedad, a la que debemos explicar que la principal razón de ser de los Colegios de Médicos es velar por la calidad del acto médico para garantizar a los pacientes que siempre van a estar seguros en nuestras manos.