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Como los virus son incapaces de moverse por sí mismos, las posibilidades de infección son limitadas. La manera más típica de contraer una infección por ... virus es a través del contacto directo con otra persona infectada; o bien por proximidad, ya que en algunos casos el virus puede permanecer en el aire en forma de aerosol, diminutas gotitas de saliva procedentes de la respiración. También es posible el contagio por contaminación, normalmente de alimentos o agua, pero también por contacto con superficies contaminadas. Por último, se puede dar el contacto a través de un vector de transmisión, típicamente el mosquito.
Cuando el virus ha penetrado en un organismo, su primer paso es buscar la adhesión. Se trata de una unión entre proteínas de la cápside del virus y moléculas específicas de la superficie celular del huésped. Esta especificidad limita mucho las posibilidades del virus, ya que tienen muy restringido el tipo de célula que pueden infectar, por ejemplo, los virus de las plantas no pueden infectar ningún tipo de célula animal. Estamos ante un mecanismo que evolucionó para favorecer a los virus, que solo pueden infectar células en las que se pueden replicar.
Los humanos, y el resto de los seres vivos, no estamos indefensos ante los virus. Para luchar contra ellos tenemos una primera barrera en la piel, especialmente su superficie, compuesta de células muertas, evita la penetración de muchos tipos de virus. La acidez de los contenidos estomacales destruye muchos virus que han sido ingeridos. Si un virus supera estas barreras, se encuentra otras defensas que evitan su reproducción, generalmente matando la célula infectada y a sus vecinas más cercanas.
Se puede desarrollar inmunidad específica a un virus. Es un proceso que requiere un tiempo, y en él tienen un papel clave los linfocitos. Estas células conservan el recuerdo de las infecciones víricas y son capaces de producir muchos tipos de moléculas llamadas anticuerpos, que se enganchan a los virus y evitan que se adhieran a las células. Cada tipo de anticuerpos es altamente selectivo y sólo ataca a un tipo de virus.
Durante la infección inicial, el cuerpo produce grandes cantidades de estos anticuerpos, pero después de la remisión de la infección se siguen produciendo anticuerpos que protegen al huésped, casi siempre de forma permanente. Este es el mecanismo que se aprovecha para la producción de vacunas.
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