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Parece que la estadística empieza a darnos buenas noticias. Aunque es demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo, la tendencia de las curvas de contagiados y de fallecidos en España por el Covid-19 está empezando a cambiar. Escribo esta columna el 31 ... de marzo, cuando parece que los datos son malos; de hecho, es el día con más muertes contabilizadas hasta la fecha. Sin embargo, al llevar los datos a las gráficas, vemos que la evolución de la enfermedad se está ralentizando. Esto se aprecia mejor en la caída de la pendiente en las gráficas logarítmicas, lo que indica una ralentización en el ritmo tanto de contagios como de fallecimientos. Hay que apuntar que el retraso de los datos de fallecimiento respecto a los de infección nos dice que los fallecidos que vemos ahora se corresponden con contagios ocurridos en la época en que se comenzaban a tomar medidas por parte del Gobierno, lo que podría indicar una relación causa-efecto.
Ya sabemos que los datos de infectados no reflejan la realidad, debido al escaso número de pruebas que se han realizado. Pensábamos que el número de fallecidos estaba mejor contabilizado, pero un informe elaborado por el Instituto de Salud Carlos III contradice este punto. Al parecer, sólo se están teniendo en cuenta los fallecimientos de pacientes que han dado positivo en las pruebas, y los datos no casan bien con la mortalidad esperada basada en datos históricos.
Esto no debe desanimarnos mucho, ya que si los datos se han recogido siempre de la misma manera, aunque sea mal, la tendencia que reflejan debería ser bastante aproximada a la realidad.
Otra buena noticia nos llega desde el Imperial College y su modelo matemático de difusión del coronavirus, que ya hemos citado aquí. Su modelo calculaba una mortalidad de 7.700 afectados a día de hoy, lo que está un poco por debajo de los 8.189 oficiales, pero es bastante ajustado. Más importante, su modelo ha calculado que la mortalidad, si no se hubieran tomado las medidas de confinamiento, estaría en torno a los 24.000 afectados.
El confinamiento en el que estamos todos unidos es una medida dura, pero está salvando vidas, y puede estar empezando a aplanar la maldita curva. Ahora, más que nunca, debemos ser fuertes y perseverar, no podemos permitir que la situación vuelva a empeorar. ¡Ánimo!
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