Esquelas del bien morir

La muerte del payaso 'Miliki', el de «¿Cómo están ustedes?», rogaba, no una oración, sino «una sonrisa por su alma», que no deja de ser un rezo a la esperanza del optimismo. Otros, en lugar de pedir sonrisas, las arrancaron redactando su propia esquela, como Enrique Aldaz Riera, que pedía perdón a sus deudos y amigos «por haber tenido el atrevimiento de morirse sin su permiso», añadiendo que «no lo hará más». Más sonrisas, aunque con algo de reproche, dedicaron a Miguel Ángel Morata Galarza, cuyos familiares destacaron la vida de «un buen hombre, un buen esposo, un buen padre...», pero lamentando que «te vas sin dejarnos la receta de la paella de escabeche». Claro que en reproches nadie podrá superar a la pacense Soledad Hernández Rodríguez, que dejó encargada su propia esquela perdonando a sus familiares «que la abandonaron cuando más les necesitaba», con especial mención a sus hermanos y a su hija «por su absoluta falta de cariño y apoyo durante su larga y penosa enfermedad».

La viuda de Guillermo del Castillo publicó su esquela despidiéndole «con dolor», pero sintió algo más cuando descubrió que al lado se publicó otra de su marido que decía: «Mi gordito querido, mi Guille... Gracias por estos 5 años de felicidad. Tu amor por siempre, Susana». No se sabe si ambas mujeres coincidieron en el funeral. Maldita esquela del bien morir y del bien vivir.