Alta cultura… Baja cultura…

Por mi parte, a falta de que ellos me convenzan de cualquier otra cosa, avanzo mi respuesta: Por supuesto que Bach es alta, altísima cultura. Hablamos de uno de los creadores de las músicas más sublimes de la historia. De la misma manera que es baja, bajísima cultura al tratarse de un creador cuyas músicas pueden entretener, alimentar, divertir, enriquecer a cualquier persona (incluidas todas aquellas que piensan que la música clásica es algo aburrido apto solo para entendidos).

Un día antes, el miércoles 11, El Comité. Un grupo de jazz cubano con los mejores intérpretes posibles y unas músicas llenas de vida. Para ayudarnos a saborearla, la sesión irá precedida de una breve charla entre el fantástico pianista del grupo, Rolando Luna, y Jordi Suñol, promotor musical de larguísima trayectoria. (¡Jordi ha tratado en persona a los más grandes del género, como Ella Fitzgerald, Duke Ellington, Oscar Peterson o Dizzy Gillespie!).

Jesús Ferrer nos hablará sobre las heroínas de Puccini, el martes 10. Una charla con entrada libre que, estoy seguro, podrá enganchar a todo tipo de público, inexperto o melómano. ¿Pero entonces es la ópera, es Puccini baja cultura? Sí, pocos operistas más populares, más asequibles que Puccini… Como también alta cultura: pocos más refinados, sensibles, profundamente humanos que el italiano.

Y para cerrar esta semana tan musical (otras son más de teatro o de circo, etc.), otra maravilla. Bajo las órdenes de la gran clavecinista y directora Emmanuelle Haim, el grupo Le Concert D'Astrée interpretará obras absolutamente gloriosas de dos grandes de la más baja cultura. Porque pocos inventos musicales más hermosos, atractivos, magistrales y a un tiempo asequibles que la 'Música acuática' (1717) y la 'Música para los reales fuegos articiales' (1749), de Haendel, o la 'Suite nº 3 en re mayor' (ca. 1730), de Bach... (Esa cuya Aria emociona y le suena a todo el mundo, incluso a aquellos que no sitúan del todo a Bach).

En fin: esta semana, en el Palacio, para todos, altísima baja, bajísima alta cultura. No te lo pierdas.