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No fue el más lucido gol de su carrera deportiva. Esteban Torre, el centrocampista que abrió el marcador en aquella imborrable noche de la 'manita' ... al F C Barcelona del 'Dream Team', marcó 19 goles con la camiseta del Racing, pero camino de Miranda de Ebro, me acompaña la memoria del que anotó en Anduva el 25 de noviembre de 1990. Fue el único que el futbolista de Soto de la Marina hizo en Segunda B, pero fue un gol certero que terminó con la imbatibilidad de los mirandeses en su terreno de juego y contribuyó a mantener el primer puesto de la clasificación que el equipo conservaba en pugna con el Alavés.
Esteban Torre tenía trece años cuando se incorporó a la órbita racinguista, procedente del Marina Sport. Desde niño era un fiel seguidor del Racing y en su memoria siempre permanecerá el gol de Quique Setién al Levante, que supuso el ascenso a Primera en 1981. Con la mente puesta en aquel gol, se escapaba del instituto para ver los entrenamientos del equipo en La Albericia y allí conoció a Santi Gutiérrez Calle, que le ofreció la oportunidad de entrar en el equipo infantil. No lo desaprovechó. Jugó en las diversas categorías del club, pasando por el filial, el Rayo Cantabria, antes de debutar en el primer equipo. Su trayectoria estuvo avalada por su internacionalidad en la categoría sub 16, proclamándose campeón de Europa. Siguió en la sub 17 y en la sub 18 y debutaría en el primer equipo racinguista el 9 de diciembre de 1989, en Valencia, cuando el club estaba dirigido por José Armando Ufarte y ante el Levante presentó un equipo formado por Ceballos, Mauri, García Jiménez, Cantudo, Gelucho, Óscar (a quien sustituyó Esteban Torre), Zinho, Juan Carlos, Marcelino, Pedraza y Miro. Pero aquella temporada terminó en desastre, y el club se sumergió en Segunda B.
Félix Barderas, 'Felines', un abulense que había dimitido en enero como entrenador del Rayo Vallecano, en Primera, se hizo cargo del equipo en la temporada siguiente con un prestigioso preparador físico, Carlos Álvarez del Villar, pionero en aplicar los sistemas de entrenamiento del atletismo al fútbol. Pero con la obligación de ocupar los puestos más elevados de la clasificación, el Racing, tras la quinta jornada, estaba situado en un decepcionante décimo puesto. No era capaz de ganar en Santander, aunque fuera obtenía resultados positivos, menos en Huesca, donde el Binéfar, con la mayor parte de sus jugadores procedentes del Zaragoza, arrolló a los racinguistas con un tres a cero que escoció el ánimo. Acaso por eso, a partir de ese momento el equipo reaccionó y alcanzó el primer puesto en la undécima jornada gracias a una excelente racha de siete victorias consecutivas, una de las cuales tuvo lugar en Miranda.
El partido contra el Mirandés ofreció a un Racing que enseguida mostró su superioridad técnica, con dominio del centro del campo, triangulaciones efectivas y llegadas que sin embargo no se culminaban con el acierto del gol. Pero a medida que pasaban los minutos, el equipo de Felines fue diluyéndose en errores y en la segunda parte fue todo a peor, sobre todo a partir de la oportunidad desperdiciada que tuvo De Diego a los seis minutos. El Mirandés apretaba y los cántabros intentaban contestar con contraataques que no se resolvían de forma eficaz. La opción del empate a cero iba siendo cada vez más probable. Esteban Torre contemplaba el partido desde el banquillo y Felines le mandó calentar para saltar al campo. Faltaban veinte minutos para acabar el partido y la victoria del Racing se encomendaba a una jugada individual aislada. Cuando el minuto 90 estaba a punto de llegar, Pedraza aprovechó la presión que ejercía De Diego sobre el guardameta rival y entró en el área con el balón. Vio desmarcado a Esteban y el recién incorporado remató con decisión el centro que abrió las emociones de la alegría y del enojo de las aficiones. El partido terminó con seguidores de ambos equipos enzarzándose, pero los tres puntos del triunfo contribuyeron a que el Racing fuera campeón de grupo, lo que posteriormente proporcionaría el ascenso tras la victoria en Las Margaritas ante el Getafe (3-4). El recuerdo del gol de Esteban Torre y el ascenso hacen menos pesado el viaje a Miranda. Ojalá que otros goles dulcifiquen hoy el regreso del racinguismo.
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