Secciones
Servicios
Destacamos
Hace 65 años, el autor norteamericano de ciencia-ficción Isaac Asimov publicó una de sus mejores novelas: 'El fin de Eternidad' ('The end of Eternity'), que también se ha traducido como 'El fin de la eternidad', pero de manera algo confusa, pues Eternidad es en ... su narración una organización de técnicos que se desplazan por los diferentes siglos de la humanidad e intervienen en la historia con pequeños cambios, que corrigen a mejor el nivel de felicidad de las civilizaciones. Para ello, los Programadores (en el original, Computers) tienen que realizar complejos cálculos sobre las tendencias sociológicas de cada época y enviar a cada tiempo a los Ejecutores (en el original, Technicians), que implementan las modificaciones. Una de sus obsesiones es impedir que, mediante el desarrollo de las armas nucleares o de otras maneras, la humanidad llegue a autodestruirse. La trama de Asimov se fundamenta en un Ejecutor que, por amor a una mujer, pone en riesgo a Eternidad y a su tecnocracia transtemporal.
El ser humano siempre está viajando en el tiempo. Vuelve atrás con los condicionales contrafácticos: ¿Y si no hubiera estudiado esto, sino otra cosa? ¿Y si hubiera invertido aquí y no allí? ¿Y si no hubiera fumado tanto? ¿Y si las dos víctimas del atropello ferroviario en Barreda no se hubiesen aproximado tanto a las vías? ¿Y si el Gobierno no hubiera alterado las primas de cogeneración y Sniace pudiera haber logrado este año un socio industrial potente, como aseguraba su presidenta? Siempre miramos al pasado, tanto personal como colectivo, con esas preguntas de la historia-ficción. Pero no son preguntas gratuitas, sino necesarias, como el sociólogo alemán Max Weber advirtió en su momento: estas reflexiones nos permiten valorar mejor los efectos de unas y otras causas. En Eternidad, por ejemplo, los Programadores saben que hay unas inercias sociales, y que pequeñas modificaciones de acontecimientos introducirían cambios mínimos que al final se disiparían sin alterar en lo fundamental la marcha de la civilización. Sin embargo, ellos eran capaces de proyectar cambios que tuvieran consecuencias estructurales. Si existiera Eternidad, podrían haber enviado a un Ejecutor a Wuhan y haber parado allí mismo al pangolín.
También viajamos constantemente por el futuro. Todos los días los meteorólogos nos lo ponen delante con sus mapas. Los servicios de estudios económicos nos avisan de lo que sucederá con el PIB, el paro, las cuentas públicas o la pirámide de población de Cantabria o de España. Los gurús tecnológicos nos sitúan ya ante los próximos chismes y funcionalidades. Todo el mundo hace proyectos o espera algo. Los científicos sueñan con su descubrimiento (y con la patente, si es posible). Ya decía Ortega que lo nuestro es la futurición. El futuro es en sí mismo la base del capitalismo, que es la fe en que los billetes tendrán familia numerosa. La política consiste esencialmente en prometer futuros que jamás se harán presentes: solo es un eterno 'haremos'.
Uno de los temas centrales de 'El fin de Eternidad' es si las correcciones tecnocráticas en busca de la mayor felicidad colectiva no sirven, a la postre, más que para generar sociedades acomodadas y sin ilusión, apartando a la humanidad de su gran reto, que son los viajes espaciales y la colonización del cosmos, es decir, sacrificarse y aventurarse.
Hace ya casi dos siglos, por la época en que Cantabria presenciaba los trabucazos entre carlistas y liberales y aún no se había construido el faro de cabo Mayor, el historiador alemán Leopold von Ranke lo decía de otro modo desde su cátedra en Berlín: el estado debe tener una buena administración económica y jurídica, lo mismo que el cuerpo buen alimento y cuidado médico, pero el objetivo del Estado no es esa salud, sino los fines históricos que se propone cumplir gracias a que está en forma.
Ya antes del virus costaba encontrar en Cantabria esa fijación de metas. ¿Cuál es nuestra función en España? ¿Qué función queremos para España? ¿Con qué Europa nos sentimos comprometidos? ¿Cómo revalorizar nuestra conexión indiana? Estamos jugando a la imitación sin azúcar ni cafeína del proceder vasco, cuando no tenemos ni su dimensión económica ni su peso discursivo, y por ello tampoco sus resultados. Es de toda evidencia que nos equivocamos.
Una manera de analizar lo que necesitamos en estos momentos sería imaginar que un Programador de Eternidad enviara desde el siglo 575 un Ejecutor a Cantabria para operar ciertos cambios sustanciales. En primer lugar, quizá no tendría que venir a Cantabria, pues tantas cosas importantes dependen de Madrid, que la autonomía nunca ha sido más amplia y tampoco nunca menos decisiva. En segundo lugar, ¿qué debería realizar en la propia región? ¿Favorecer un cambio político? ¿Ayudar a descubrir unos grandes mosaicos romanos en Julióbriga o concentraciones rentables de zinc en Mijares? ¿Propiciar que la Educación caiga en manos de innovadores? ¿Facilitar a algún científico la clave para fabricar una película que proteja las cuevas de Altamira y se puedan volver a visitar?
Si miramos cuáles han sido las grandes ambiciones con las que deseábamos jugar algún papel, el balance no es bueno. El proyecto de Comillas languidece y además ha recibido la bofetada de la insatisfecha expectativa del Centro Europeo de Predicción Meteorológica. Los planes de energías renovables llevan sin cumplirse cuatro legislaturas y el de cambio climático ya nadie se acuerda de que existe. Ninguna de las grandes obras que se presumían transformadoras se ha ejecutado. Algunas ni siquiera han pasado de borradores y trámites primitivos. Si no fuera por algunos proyectos culturales internacionalmente trascendentes en Santander, y por el empeño que puso la UC en un puñado de centros científicos, la falta de horizonte sería completa. Pero no es suficiente con estas excepciones, además aún no plenamente desarrolladas.
Usted vota, opina, elige canal de televisión y hábitos de compra, y con ello determina la evolución social. No puede echar la culpa a 'los políticos', pues ellos nada serían sin usted. Imagine que es usted un Ejecutor de Eternidad enviado a la Cantabria de 2020: ¿qué fin tendría en su agenda?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.