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Europa es el argumento de autoridad que se emplea en España para avalar cualquier ley o cualquier propósito político. A mí me gustaría que España se equiparara con Europa no solo con el delito de sedición sino también con el Producto Interior Bruto de Francia ... o de Alemania. O con la necesidad de belleza que preside la vida en Italia. Con los museos italianos. Con la moda italiana. Me gustaría homologarme con Alemania comprándome un Mercedes. Me gustaría homologarme con Francia en cultura y fraternidad política. Me gustaría pintar algo en el mundo como pinta Francia, Italia y Alemania. Pedro Sánchez solo homologa lo que le conviene a él, pero no lo que nos conviene a millones de españoles y españolas. Siempre ha sido el sueño de España: tener un país plenamente europeo. La renta per cápita francesa y alemana, ¿cuándo la va a homologar el gobierno de Sánchez o cualquier gobierno? Nunca. Porque para eso habría que hacer política a largo plazo.
Modernizar España no es cambiar el delito de sedición, que nos importa a todos un pimiento, sino conseguir un país próspero, que tenga ciencia, industria y tecnología. Homologa las universidades. Homologa el amor a la cultura. Homologa salarios. Homologa un Estado fuerte, sólido y ejemplar como el francés. Pero aquí solo homologamos los privilegios de la clase política, es decir, los sueldos de los eurodiputados, y ahora el delito de sedición. Yo nací en una España alejada de Europa, con unos deseos furibundos de ser europea. Y ahora lo es. Pero no del todo. Nos quedan cosas más importantes por homologar que el delito de sedición. Por eso estoy escribiendo este artículo, para recordar que la convergencia con Francia, Italia y Alemania no se ha cumplido. Que nuestros sueldos no son los sueldos de esas tres naciones. Que nuestra vida es más pobre que la de esas tres naciones. Que nuestros políticos no pintan nada en el mundo como sí pintan los políticos de esas tres naciones.
Y este mensaje es transversal, afecta a la derecha y a la izquierda políticas. Porque tanto la izquierda como la derecha, cuando hablan de Europa, obvian lo esencial. Por eso no deja de ser irónico el uso de la palabra Europa como argumento de autoridad para justificar una ley que no va hacer que seas más europeo, porque para ser más europeo tendrías que cobrar el doble del salario que te están pagando ahora en España. Pero esa homologación yo ya no la veré. ¿La verán nuestros hijos? No uséis el nombre de Europa en vano, por favor.
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