Europa en marcha

El pasado 25 de marzo de 2017 se celebró el 60º aniversario de los Tratados de Roma. Fue ya una ocasión para reflexionar sobre el estado de la Unión Europea y examinar el futuro del proceso de integración. En la Declaración de Roma, adoptada al término de las celebraciones, los jefes de Estado y de Gobierno europeos establecieron una visión conjunta para los próximos años. Con ella, se puso fin al proceso de reflexión política iniciado en Bratislava el 16 de septiembre de 2016, a raíz de los resultados del referéndum del Reino Unido de junio de 2016. Europa empezó a preparar su futuro.

La idea original de la Conferencia sobre el futuro de Europa, que se forjó antes de que el covid sacudiera el mundo, consistía en que los ciudadanos pudieran proponer ideas sobre qué tipo de Europa quieren, a través de un foro de discusión, pero muy centrado en la reforma institucional.

Con la pandemia, las prioridades han cambiado. La conferencia se ve, con la crisis del coronavirus, como un ejercicio más importante que nunca. Se quiere que «los ciudadanos europeos puedan expresarse sobre las cuestiones que consideran importantes, en un debate amplio e inclusivo sobre el futuro de Europa, que nos ayude a salir más fuertes de la crisis», dicen desde la Comisión Europea.

También desde el Gobierno de Cantabria, queremos promover el debate entre la ciudadanía de nuestra región. Queremos informar y formar sobre las cuestiones relevantes para todos. Entre ellas están la lucha contra el cambio climático, la manera de conseguir que en 2050 la UE sea la primera región neutralmente climática, la igualdad y la justicia social, la desigualdad de género, la inmigración, los derechos fundamentales y el papel que debe tener la UE a nivel internacional. Entre estos temas -y otros que consideremos relevantes en Cantabria-, los ciudadanos de nuestra región podrán expresarse y opinar sobre qué es lo que les preocupa y qué creen que la UE debe hacer.

La pandemia del coronavirus ha puesto de relieve las insuficiencias del proyecto europeo y la necesidad de que Europa cuente con instrumentos más eficaces en un ámbito tan importante como es el de la salud. No obstante, a pesar de la terrible crisis sanitaria y económica que estamos sufriendo, 2020 pasará a la historia como un año excepcional para la vertebración de la Unión Europea.

En estos días, los Estados están enviando a Bruselas sus propuestas de planes de recuperación económica que contribuirán a la transformación del conjunto de la economía europea. No cabe duda de que la UE ha dado un gran paso adelante en su proceso de federalización, diseñando un plan de acción que se financiará con la emisión de deuda pública por parte de la Comisión Europea. Por primera vez en su historia, la UE se endeudará de manera común e irá a captar a los mercados financieros 750.000 millones de euros, que llegarán desde Bruselas a los Estados miembros para combatir las terribles consecuencias económicas y sociales de la pandemia.

Nos encontramos ante una operación sin precedentes. La Comisión Europea acudirá a los mercados a partir del próximo mes de junio, emitiendo deuda por valor de entre 150.000 y 200.000 millones de euros al año hasta el 2026, para financiar el fondo de recuperación que debe revitalizar la economía europea.

La UE se convertirá en uno de los emisores más grandes en euros del mercado. Un 30% de los 750.000 millones de euros del plan de recuperación serán bonos verdes, para ser consecuentes con el compromiso de la UE sobre transición ecológica, uno de los pilares del futuro desarrollo económico europeo. Además, un porcentaje importante de los fondos irán a digitalización, el otro pilar del Plan de Recuperación. Con ello, la Unión Europea pretende alcanzar la soberanía tecnológica y competir con Estados Unidos y China. Se trata, en ambos temas, de una gran apuesta estratégica de la UE.

España y Cantabria se juegan su futuro con estos fondos. Pueden suponer un cambio en nuestro modelo de desarrollo económico, que podemos comparar con el que conocimos con la entrada de nuestro país en la Comunidad Europea allá por el año 1986. La esperanza de la Europa social y solidaria se llama Next Generation EU. Cobra un significado especial y con el que Cantabria quiere identificarse haciendo un buen uso de los recursos que llegarán a nuestra región en estos años y con los que sentaremos las bases de nuestro futuro.