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Decir cine es decir Elizabeth Taylor, una de sus estrellas de ayer, hoy y siempre. Mujer de gran belleza, supo proyectarla perfectamente en cada secuencia, en cada plano. A diferencia de lo que les sucediera a otras compañeras de oficio, no se le subió ... el éxito a la cabeza más de lo razonable. «Como le pasa a todo el mundo, no planeé mi vida. Sucedió sin más. Nunca planeé adquirir una gran cantidad de joyas o una gran cantidad de maridos. Para mí, la vida pasó al igual que lo hace para cualquier otra persona. He sido sumamente afortunada: he conocido el gran amor, y por supuesto algunas cosas increíbles y hermosas». Su camino para alcanzar la gloria terrenal, conviene subrayarlo, no resultó sencillo. En cierta ocasión declaró: «No me gusta hablar de eso, pero cuando era chica mi padre se ponía abusivo cuando bebía y parece que le gustaba golpearme». Así se lo dijo a mi colega Barbara Walters. Para añadir: «No lo culpo en lo más mínimo. Sé que estaba borracho cuando lo hacía. No sabía lo que hacía». Su progenitor, Francis, se dedicaba al negocio de las obras de arte.

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