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¡Qué mal fario el nuestro!

Han pasado cinco corporaciones y ninguna ha sido capaz de salvar el noble edificio del Palacio Municipal

Nieves Bolado

Santander

Domingo, 14 de abril 2019, 15:15

Un dicho pasiego asegura que de lo que no se habla, no existe. El silencio, seguramente, viene bien para distraer obligaciones pero no consigue 'jibarizar' los asuntos espinosos porque cuando se mira hacia otro lado, lo único que se logra es esquivar un problema ... para toparse con otro. El silencio no es siempre bueno: puede corromper la verdad tanto como la mentira. Torrelavega carece de patrimonio arquitectónico singular, y lo poco que le queda, apenas se cuida. En enero de 1992, cuando un millar de trabajadores se encontraban encerrados en la fábrica Sniace tratando de defender sus puestos de trabajo, miles de ciudadanos, desde el exterior, cada día, se movilizaban presionando para que las instituciones forzaran a los empresarios a pactar una solución. Las calles se convirtieron en un escenario reivindicativo que inundó hasta la última esquina. Transcurrido un mes desde el inicio de aquella agónica reclusión, llegado el día 1 de febrero de hace 27 años, les correspondió a los estudiantes ser el empuje que ayudara a que aquellos obreros –muchos de ellos sus padres– pudieran volver a casa con un pan debajo del brazo.

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