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La farmacia de los centimucos

El prodigio de la vida diaria no es sino la sucesión de normalidades, reencuentros e historias cercanas

Viernes, 18 de noviembre 2022, 07:36

La única ocasión en la que José, el frutero, equivocó un pedido de poca importancia y cambió una lechuga por un tomate -sobraba la lechuga y faltaba el tomate- fue porque no tomó nota escrita del encargo telefónico. La confusión debe considerarse excepcional. José es ... hombre refranero y tiene muy presente que «más vale lápiz corto que memoria larga». La frutería es un negocio veterano en este barrio viejo y nuclear que va cambiando su fisonomía y en el que siempre suceden cosas extraordinarias. Aunque hubo aquí una escultura de la Virgen asomada a la calle, en la esquina del desaparecido edificio de las Hermanitas de los Pobres, y la iglesia de Santa Lucía está al lado, los milagros son raros. El prodigio consiste en la sucesión de normalidades, los reencuentros, las historias cercanas y las costumbres olvidadas por las urgencias laborales del pasado, que ahora, con tiempo libre, intentamos recuperar.

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