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El pasado mes de julio tuve el honor de participar en el homenaje a los más de 700 profesionales que se jubilaron durante los últimos cuatro años de pandemia en Valdecilla. Agradezco sinceramente a la dirección del Hospital la oportunidad de dirigirme a todas estas ... extraordinarias personas. Fue un momento especial para reflexionar y compartir sobre la vida profesional y personal en el Hospital.
Inicié mi discurso con una frase que considero muy significativa de Nelson Mandela: «Lo que realmente cuenta en la vida no es el simple hecho de haber vivido, sino los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás, eso es lo que da significado a la nuestra».
Recordé el principio de mi vida profesional, marcada por el hecho histórico de la transformación que se produjo en 1973 en la entonces llamada Casa de Salud Valdecilla, donde me formé. Pertenezco a una estirpe de profesionales médicos y enfermeras orgullosos de su destino, pues no era cualquier cosa ser de 'la casa'. Aquel verano, mi promoción, la 42, terminaba sus estudios, y fue invitada por el Dr. Segundo López Vélez a quedarse para asumir responsabilidades en diferentes pabellones y empezamos a sustituir a las religiosas de las Hijas de la Caridad. Valdecilla empezaba a ser centro de la Seguridad Social. A través de los años, mi vida profesional ha ido combinando la gestión en diferentes puestos directivos y la atención directa a pacientes en el Servicio de Nefrología en la consulta del trasplante renal. Resalté mi reconocimiento a las personas con las que compartí mi vida profesional y muchos estaban allí, contribuimos al proyecto colectivo que es el Hospital Valdecilla. También muchas otras personas fueron importantes para mí y marcaron mi vida porque confiaron en mis capacidades. Creyeron en mí.
Entre mis recuerdos destaca uno que involucra a todos nosotros: el legado. Cada persona que ha pasado por 'la casa' ha dejado una huella que debemos preservar y recordar sin importar su categoría profesional o responsabilidad. Al final, todos fuimos necesarios para llevar a Valdecilla a la cima, a ser de los mejores hospitales. Independientemente de dónde hayamos trabajado, cada aportación ha sido fundamental para el hospital en su conjunto. Al jubilarnos, debemos sentirnos orgullosos del legado que dejamos, sabiendo que lo que hicimos ha sido mejorado y seguirá siendo valorado incluso fuera de Cantabria.
Sin embargo, ese legado estará incompleto si las personas que trabajaron arduamente en este hospital permanecen en el anonimato. Debemos personalizar su memoria. Muchos profesionales han contribuido al desarrollo de este hospital, pero lamentablemente, solo algunos nombres han sido recordados a lo largo del tiempo. Es hora de cambiar eso. Propongo que los líderes actuales, en todos los ámbitos de responsabilidad, honren la memoria de las personas que les precedieron, colocando sus fotos y sus historias en lugar destacado. Así, su legado perdurará y explicará el presente, porque también será su destino cuando formen parte del pasado y se jubilen, como nosotros.
Me dirigí a los profesionales en activo, recordándoles que están sentados en las sillas que fueron ocupadas por otros antes que ellos. Disfrutan de la obra que otros comenzaron, y esta obra aún no está terminada; la continuarán y la transmitirán a quienes les sucedan. Esta obra es el proyecto del Hospital Valdecilla. Por eso, les animo a escribir la memoria de los servicios y unidades que conforman Valdecilla desde su fundación, para que nadie olvide las raíces que nos hicieron crecer. Además, les animé a que escriban el proyecto de futuro para su servicio y lo publiquen a la vista de todos. Volverá a ser un trabajo colectivo, enriquecedor y perdurable, porque lo escrito permanece en el tiempo. El pasado determina nuestro destino.
Y lancé un reto para el futuro, por si alguien me quiere escuchar. En Cantabria, hemos visto evolucionar nuestra sanidad y surgir nuevos establecimientos sanitarios que nacieron de Valdecilla con ánimo independiente. Sin embargo, es momento de que regresen a sus raíces y unifiquemos la asistencia en Cantabria, se trata del Área Única. Valdecilla debe extender sus alas asistenciales a otras localidades como Laredo, Reinosa, Sierrallana, Castro o Potes, integrándolas como parte fundamental de nuestro hospital; llámese centro de alta resolución, consulta u hospital, pero integrados como ya ocurrió en su día con Liencres, como un pabellón más de Valdecilla. Solo así evitaremos que existan dos niveles de calidad que perjudiquen tanto a los profesionales, que solo querrán trabajar en el mejor hospital, como a los pacientes, que solo querrán ser atendidos en Valdecilla, aunque físicamente estén en cualquier lugar de Cantabria.
Para finalizar, expresé mi deseo de que todos sigamos con orgullo la evolución de nuestro querido Hospital. Lo llamo nuestro porque cada día hemos colaborado para construir su destino. Estemos orgullosos del tiempo que hemos trabajado con el Espíritu Valdecilla, esa estirpe que mencioné al principio y que nos une a todos. Recordemos siempre que las personas que hemos tenido la fortuna de trabajar aquí hemos provocado cambios significativos en las vidas de otros, y viceversa. Por lo tanto, nuestra vida ha valido la pena vivirla con pasión y entrega.
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