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Nos dicen que tras las últimas borrascas soportadas desde Daniel, después Elsa, y ahora ya Fabien, tendremos unos días en torno a la Navidad más serenos y tranquilos. En lenguaje meteorológico: estabilidad. Ya veremos, porque hasta con esto de los lenguajes en época navideña ... hay que andarse con cuidado. Y si no que se lo pregunten a la Real Academia Española. Como sigamos así, mucho me temo que nuestras grandes obras literarias tendrán que ser revisadas y modificadas por haber sido escritas con una normativa sexista del idioma. Hace años era más sencillo desear felicidad a nuestros amigos y vecinos por estas fechas. Bastaba con escribir en una tarjeta o en un Chritsmas «Feliz Navidad y próspero Año Nuevo». Si ya estaba impreso Merry Chritsmas and Happy New Year parecía más moderno. ¿Y ahora?: menos mal que lo soluciona WhatsApp. Es que si no entre Feliç Nadal i bon any nou, Boas Festas, Eguberri on eta urte berri on, Zorionak, y otras fórmulas, lo tenemos complicadillo. Después decimos que la variedad de los lenguajes es una riqueza para poder entendernos. Aquello de la Torre de Babel, me da la impresión de que no les suena para nada a muchos de nuestros políticos actuales.
Ante la cuestionada investidura del presunto doctor Sánchez, después de enterarnos de la sentencia del Tribunal Europeo y escuchar el jueves en el Ateneo a Inocencio Arias, ya nada nos sorprenderá. Pero bueno, del tiempo por aquí no debemos quejarnos. Hablo con mi hermana Conchita, que vive en La Coruña, y allí sí que están pasados por agua y muy bien ventilados con los vientos de más de ciento y pico kilómetros por hora. Le comento lo que aquí decimos sobre «el gallego», ese fresco general que siempre entra por Galicia…; mientras aquí no llega puedo estar en una terraza de El Sardinero, o en Torrelavega degustando un café en la plaza de Baldomero Iglesias; no digo «tomando el sol» porque este año con la instalación de esta gigantesca carpa –hay otros calificativos más apropiados– poco sol vemos, ni siquiera el templo de la Virgen Grande. ¿No había otro sitio más apropiado? Ni menciono El Zapatón, por si acaso. Hay demasiadas noticias; demasiadas y por desgracia nada alentadoras. Para los cristianos la gran noticia y nuestra única esperanza continúa siendo que hace dos mil años en Israel, en la tribu de Judá, nació Jesús: ya es Navidad.
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