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Los efectos de la digitalización son ya evidentes: las transformaciones se reflejan en miles de innovaciones tecnológicas que afectan prácticamente a todas las áreas de la vida cotidiana. Los cambios son profundos en muchos ámbitos, especialmente en la economía y el trabajo. En el siglo ... XXI, como ha sucedido en el pasado con las grandes innovaciones tecnológicas, tras un período de incubación se produce una eclosión en la que se multiplican las manifestaciones de sus consecuencias y las transformaciones que la acompañan.
La constante disminución de los costes de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) han facilitado un rápido equipamiento de empresas y hogares con los dispositivos y las necesarias conexiones a la red. Aunque la web tiene apenas treinta años de existencia, el acceso a ella, crucial para vivir en el mundo digital, es una realidad en España: en 2018, el 98,7% de las empresas de 10 o más empleados y el 86,4% de los hogares estaban conectados a internet.
Los cambios asociados a la digitalización en el ámbito laboral pueden trascender la mecanización de los procesos rutinarios y alcanzar a otros trabajos, incluidos los intensivos en conocimiento y los profesionales. La digitalización en sus diversas formas permite realizar ya tareas complejas, apoyándose en la capacidad de análisis de información masiva y de generación de estrategias de aprendizaje de los propios sistemas digitales. Este potencial transformador nos conduce a prestar atención a las actividades de distintas profesiones (arquitectos, abogados, médicos, economistas, profesores, etc.), ya que se vislumbran cambios que cuestionan el futuro de sus ocupaciones. Tal y como están organizadas en la actualidad, cabría señalar que se están aproximando al final de una era. Avanzamos, pues, hacia una sociedad posprofesional.
En un entorno de cambio acelerado, es crucial que las personas se preparen para dirigir su propia trayectoria profesional. Esto implica tomar conciencia de las tendencias laborales, adoptando un planteamiento de formación continua. Las políticas activas de empleo, con un enfoque estratégico y de calidad, son fundamentales, al igual que los sistemas educativos, que deben proporcionar habilidades tanto técnicas como transversales y de gestión de carrera. La empresa ha de asumir su responsabilidad de capacitar a sus empleados y fomentar su desarrollo profesional, y el trabajador ha de tomar conciencia y planificar su carrera para que sea viable y sostenible.
La existencia de tensiones que acompañan a la digitalización –denominadas por algunos como 'malestar del cambio'– vienen motivadas por la velocidad de los cambios, la limitada comprensión de la complejidad de la digitalización, el entorno global hipercompetitivo, el temor a la destrucción y transformación del empleo, el riesgo de exclusión laboral permanente de los parados o el declive competitivo de los territorios, entre otros factores.
La multiplicación de las evidencias sobre las transformaciones en marcha hace más necesario disponer de 'hojas de ruta' para moverse en el escenario digital. Sin embargo, a mi juicio, en España parece faltar una suficiente conciencia social sobre el impacto que la digitalización tendrá en ámbitos laborales, empresariales, educativos y personales. En los últimos años, los estudios sobre el tema proliferan y existe desde 2013 una Agenda Digital del Gobierno, pero sus diagnósticos trascienden poco a la opinión pública o lo hacen con mensajes propagandísticos. A pesar de algunos avances innegables, especialmente en infraestructuras y equipamiento digital de empresas y hogares, la digitalización de los procesos empresariales, administrativos y educativos sigue siendo una asignatura pendiente para una parte amplia del tejido productivo e institucional. La limitada presencia de este asunto en el debate político es muy preocupante.
Es necesario promover una mayor toma de conciencia entre los diferentes grupos sociales del país porque la mayoría de las personas, todos los territorios y sectores de actividad se van a ver afectados y necesitan prepararse.
Surgen desafíos y oportunidades vinculados a la digitalización. El pasado está escrito, pero el futuro puede escribirse de muchas maneras. La forma en que se aborden los problemas determinará si se refuerzan o debilitan las fortalezas, si se reducen las debilidades, si se evitan las amenazas y se aprovechan las oportunidades, o si sucederá lo contrario. Así pues, es muy importante identificar qué palancas pueden mejorar los resultados y también qué frenos obstaculizarán el avance si no se eliminan.
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