Amnistía Internacional, ¿una presencia incómoda?

Aunque, con 100.000 socios en España y unos 1.400 en Cantabria, nos podemos sentir bien acogidos, la citada asamblea mostró los claroscuros del panorama mundial en lo que afecta a los derechos humanos: este próximo 10 de diciembre celebraremos el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo lema «iguales en dignidad y derechos» permanece largamente incumplido.

En la asamblea, la cara visible del trabajo en la defensa de los derechos humanos la mostraron varios invitados especiales, que nos hablaron de la terrible situación de los derechos humanos en Guatemala, de cómo las fuerzas de seguridad utilizan fuerza desproporcionada para mantener el orden público y de cómo en un lugar tan próximo como Andorra el aborto está prohibido sin excepción.

Coincidiendo con esta asamblea, hemos hecho pública una lista de prioridades para este 2023, entre las que destacan:

La lucha contra la brutal represión a manifestantes que han sufrido y sufren decenas de miles de personas en Irán por movilizarse a favor de los derechos de las mujeres, en Perú por protestar contra las políticas gubernamentales, que ha tenido además tintes racistas contra indígenas y campesinos, o en Tailandia por mostrar sus opiniones contrarias al gobierno, donde la persecución se ha focalizado en niñas y niños.

La defensa del derecho al aborto en lugares como Estados Unidos, Polonia o Andorra y la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas en todo el mundo, destacando la situación de Afganistán e Irán por las graves violaciones de derechos humanos que sufren y la falta de visibilidad internacional que reciben.

La denuncia de la persecución de defensores y defensoras, activistas, periodistas, disidentes y sociedad civil en el mundo, con especial mención a Centroamérica, donde la situación es particularmente grave.

La lucha contra las violaciones de derechos humanos que se producen en conflictos armados, especialmente en Ucrania, pero sin perder de vista aquellos que permanecen en el olvido como Yemen o Etiopía y cuyo número de víctimas crece año tras año.

Frenar el cambio climático, que es una crisis de derechos humanos que afecta a millones de personas en todo el mundo en todas las latitudes y que se ceba especialmente con las personas más vulnerables.

El capítulo de prioridades para España no es menos importante:

Proteger el derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica después de la oportunidad perdida con el reciente freno de la Comisión de Interior a la tramitación de la reforma sobre la llamada ley mordaza.

Consolidar los importantes avances logrados en materia de igualdad de género, una tendencia que debe continuar tras las elecciones de 2023, para lo que es necesaria una mayor voluntad política y un mayor compromiso de los partidos con los derechos humanos.

Luchar contra el clima de impunidad agravado en el último año por la falta de rendición de cuentas en ámbitos como la violación de derechos humanos en la frontera, el espionaje de periodistas, autoridades y miembros de la sociedad civil y el abandono que sufrieron las personas mayores que vivían en las residencias durante el estado de alarma.

Lograr que el derecho a la vivienda sea una realidad por primera vez en democracia en España, a través de la aprobación y puesta en práctica de una Ley de Vivienda.

Frenar el debilitamiento del derecho a la salud exigiendo que la inversión en Atención Primaria alcance el 25% de la inversión sanitaria total que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Aun reconociendo los avances en muchos aspectos, toda esta larga lista nos señala una parte del largo camino que tenemos por delante. Para ello, sólo contamos con un apoyo: el de nuestros numerosos socios y socias, sin cuyo sostén económico perderíamos la independencia necesaria para seguir incomodando.