¿Sin fiestas?

Julio agoniza y con él medio verano está a punto de esfumarse. Sí, este verano atípico, el de la 'nueva normalidad', el de las mascarillas ... y geles hidroalcohólicos, el de los saludos con el codo. Un verano sin romerías, sin verbenas, sin las procesiones del Carmen, sin la Semana Grande, sin Santiago, sin Nuestra Señora, sin la Batalla de Flores, sin las Encerronas, sin otras tantas y tantas celebraciones que llenaban el calendario estival y en el que a esta hora parece que resisten las de la Virgen Grande. Habrá que ver cómo. El verano de las 'no fiestas'. Para algunos. Porque visto lo visto hay quién no se resigna y no está dispuesto a renunciar a ellas. Y da igual que sea en una casa alejada del mundanal ruido en Soto (Campoo de Suso) para celebrar un cumpleaños entre una veintena de amigos -ya sabemos cómo acabó- o en un piso en El Sardinero que termina siendo desalojado por la Policía porque a los veintiún participantes se les va de las manos. Era una posibilidad.