De los fijos discontinuos... y de Paco

Para su defensa se ha utilizado mayoritariamente el hecho, cierto, de que no ha cambiado el método para su cuenteo, pero creo que existe otra razón, más trascendente, para defender esta nueva legislación y los efectos positivos que ha tenido y tendrá, no solo en las estadísticas, sino en la vida de las personas.

No pretendo embriagar esta opinión con un montón de fríos e indolentes datos, aporto los imprescindibles para contextualizarla. Voy a hablaros de la hostelería, un subsector con un gran peso específico en la economía de Cantabria y que, no en vano, aglutina prácticamente al 10% de las personas trabajadoras, con la peculiaridad de que en los meses de verano esta cifra es hasta un 45% superior a la 'temporada baja'. En julio de 2022 el 80% de los contratos fijos discontinuos se encuadraban en el sector servicios, antes, esta forma de contratación era prácticamente residual.

Y voy a hablaros también de Paco, camarero de profesión, y que desarrolla su agotadora tarea en un restaurante de una zona de ocio veraniego en Santander: el Sardinero, el Barrio Pesquero, La Maruca…

Su jefa, Luisa, una buena persona que pasa media vida en su local y que trabaja como la que más, no para de mirar el calendario, ya es marzo, por fin, queda menos para la Semana Santa. Hasta ahora, las cajas apenas han dado para cubrir gastos. Coge el teléfono y llama a Paco: «Hola Paco, el tres empiezas, parece que va a hacer buen tiempo». Esta es la llamada que Paco esperaba con ganas, este invierno no le tocó cobrar el paro y ha tenido que aguantar con la ayuda, que siempre es más complicado.

La temporada es larga, y el esfuerzo se nota. Un día, al final del turno, una fuerte discusión termina en «Paco, vete a tu casa».

Paco ya tiene una edad y su teléfono no va a volver a sonar, lo intenta en otros locales, pero no encuentra su sitio, Paco empieza a rondar la exclusión social.

Esto ahora tiene un final alternativo. Paco es fijo discontinuo gracias a la reforma y ya lleva muchos años sin estar pendiente del teléfono, sabe que el llamamiento tiene que llegar y que la temporada, antes o después, empezará para él.

Ese día se produce la misma discusión, pero cuando Luisa llama a la asesoría para el despido, le comunican la indemnización acumulada y decide pensárselo mejor.

Los días pasan y la situación se ha arreglado, Paco y Luisa vuelven a trabajar codo con codo y sacan adelante su proyecto común: mantener una actividad que les permita vivir a ambos con dignidad. Este proyecto se ha blindado con la reforma laboral, y esto, en mi opinión, es lo más importante.