Cantabria, contra el invierno demográfico

Existe consenso sobre la necesidad de arbitrar medios que estimulen la natalidad. Diferentes estudios demoscópicos indican que muchas mujeres desean ser madres, pero sus trabajos profesionales, el elevado coste de la crianza, la carestía de la vivienda, la carencia de guarderías gratuitas de calidad y la no menos importante pérdida de su carrera profesional retrasan y frenan la maternidad.

La tarea de los gobiernos, del color político que sean, es legislar e invertir para revertir esta situación y hacerlo con la máxima urgencia. Las medidas que se adoptan hoy tardarán años en surtir efectos. Este hecho obliga a un primer punto de cualquier programa que aspire a mejorar los índices de natalidad: Consenso entre las grandes fuerzas políticas para mantener los incentivos a lo largo de al menos una década. En cuestiones de demografía no cabe el corto plazo. Tampoco son plenamente eficaces, aunque sean medidas que ayudan de forma colateral y que pueden complementar otras políticas, los incentivos fiscales que se ven como algo lejano y un tanto difuso.

Para dar la vuelta al constante descenso de la natalidad en España se precisa un plan enérgico y directo que conlleva una partida de inversión acorde con la importancia del objetivo que se propone:

1. Presentar a las futuras madres, un abanico de ventajas que diluyan el temor a afrontar un reto tan importante como la maternidad.

– Ofrecer un año de baja maternal tras un acuerdo con las empresas para que no solamente mantengan el puesto de trabajo, sino que no afecte a su carrera profesional.

– Ese año de baja debería ser costeado con fondos públicos, de forma que las empresas no recelen a la hora de contratar a mujeres en edad fértil.

2. Desplegar un abanico de ayudas que abarque el periodo en el que los hijos están en periodo de formación.

– Ofrecer una potente red de guarderías gratuitas de calidad, con una fórmula público-privada que permita cubrir las necesidades de un corto plazo de tiempo.

– Medidas como becas, ayudas económicas para libros o estancias en residencias estudiantiles, etc.

– Concertar con la Sareb (el banco malo) alquileres accesibles para familias con hijos.

3. Consensuar estas medidas para que se mantengan durante un largo periodo de tiempo, al margen de los cambios políticos en el gobierno.

– Las medidas tendentes a incrementar la natalidad no serán eficientes si no se mantienen durante un largo periodo de tiempo.

– El consenso entre las fuerzas políticas para preservar los sistemas de apoyo a la natalidad es imprescindible para que se puedan ver sus efectos.

4. Estudiar nuevas fórmulas para regular la inmigración e integrar a los inmigrantes.

– Los datos estadísticos indican que las familias de origen inmigrante, especialmente las procedentes de Hispanoamérica, tienen unas tasas reproductivas más altas que las de las familias españolas.

– Una política de acogida a familias extranjeras de forma que puedan residir en España con plena legalidad y recibir ayudas para su integración en el mundo laboral.

5. Créditos a las familias con posible condonación.

– Una de las medidas que está teniendo éxito es la de otorgar un crédito a los matrimonios de una cuantía del entorno de los 30.000 a amortizar a muy largo plazo y con cláusulas que condonan parte de la cantidad prestada en función del número de hijos.

– El crédito permite a las familias asentarse y planificar su futuro de forma inmediata.

– Este crédito sería compatible con el resto de ayudas a las familias (vivienda, bajas maternales, etc.)

6. Supresión del IRPF para las familias numerosas.

– Esta medida de eximir del pago del IRPF a las familias numerosas ya la ha adoptado el gobierno de Castilla y León. Imitar lo bueno no sólo no es plagio sino algo obligado.

– Estas, y otras acciones tendentes a facilitar la natalidad, suponen una importante inversión por parte de las arcas del estado y de la comunidad autónoma de Cantabria. Ese dinero destinado a facilitar el nacimiento, crianza y educación de nuevos españoles, es perfectamente asumible dentro de los presupuestos, siempre que se ajusten otras partidas que tienen menos importancia en el presente y futuro del país.

Es cierto que estamos ante un problema de ámbito nacional e internacional, pero es posible señalar los problemas y alternativas para Cantabria y no desdeñar la posibilidad de que nuestra comunidad fuese pionera en iniciativas, propuestas y aplicación de medidas. Cantabria puede actuar dentro del margen legislativo del que dispone y hacerlo de manera que marque el rumbo que después seguirán otras comunidades, porque podemos ser una comunidad pionera en una estrategia nacional de fomento de la natalidad. El programa a desarrollar tiene un coste económico elevado, pero si se hacen los ajustes necesarios y se suprimen despilfarros e inversiones en asuntos de menor importancia, es viable y sostenible dotar, con los medios necesarios, a los jóvenes para que cumplan su deseo de tener hijos y crear familias.

Revertir la tendencia a la baja en la natalidad supone atender al derecho de aquellas mujeres que quieren ser madres, pero topan con una realidad socioeconómica que se lo impide. Por otra parte, se preserva la propia existencia de la población española y se fortalece la pirámide demográfica lo que supondrá una garantía para atender las pensiones de las futuras generaciones.