La UIMP vuelve a brillar
Dentro de pocos años llegará a su centenario. Y aunque hay tiempo de sobra para organizar ese aniversario, es el momento de consolidar el proyecto
Foramontanos Siglo XXI
Jueves, 26 de septiembre 2024, 07:15
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Jueves, 26 de septiembre 2024, 07:15
La Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que logró asentar sus siglas con excelencia en la programación y trabajo intenso, ha recuperado el brillo que tuvo en sus etapas más activas. La universidad, que nació en 1932 y comenzó su actividad al año siguiente, se acerca a ... su centenario. En su extensa historia hubo diferentes etapas y momentos de esplendor y decadencia, aciertos y errores, pero resulta innegable que su aportación a la cultura y al conocimiento ha sido esencial. La UIMP es un sólido valor para nuestra comunidad autónoma. Un elemento determinante en nuestro sistema cultural y, precisamente por su recurrente importancia, pudiera ser infravalorada la categoría de la institución.
La huella profunda de la UIMP en Cantabria es evidente. Por una parte, los cursos para profesores de español en el extranjero fueron, en los momentos de menos permeabilidad del conocimiento, una ventana a las nuevas corrientes del pensamiento y también a los usos y costumbres. Esos cursos, que contaron con profesores de la talla de José Hierro, Miguel Delibes y un largo etcétera, sirvieron para formar profesores de lengua española que, a lo largo de sus carreras profesionales, llevaron la impronta de Santander a diferentes países. Un recuerdo que hizo que muchos de ellos regresaran a esta tierra. Estos cursos de español se han mantenido y mejorado y aunque no son lo más mediático de la tarea de la UIMP, sí suponen un centro de excelencia para formar a profesores de castellano.
En el presente, el nuevo equipo al frente de la institución, liderado por el rector Carlos Andradas y la vicerrectora Matilde Carlón, ha logrado revalorizar la institución y recuperar el brillo que se perdió en algunas etapas. Una de las medidas acertadas del nuevo rector ha sido restañar las brechas existentes entre la universidad y la ciudad de Santander y, por extensión, con Cantabria. La historia de la UIMP nos muestra que durante décadas fue un lugar aislado de la ciudad, incluso físicamente con la verja de entrada a la península de La Magdalena cerrada para los cántabros y visitantes. Ese desapego tuvo momentos notables hasta el punto de que un rector llegó a decir que «era una universidad internacional, que no de Santander».
Ahora, quienes tienen la responsabilidad de dirigir la institución han revertido esa errónea concepción y han abierto las puertas a la sociedad civil de Cantabria. Al mismo tiempo, la programación, tanto de los cursos, como de las actividades culturales y científicas, ha mejorado de forma más que notable. La programación de este curso 2024 bien puede calificarse de sobresaliente. No es momento de referenciar la extensa nómina de cursos, profesores y actividades, pero la presencia de premios Nobel, el crecimiento de cursos y alumnos y la completa actividad cultural es una demostración evidente.
La UIMP ha recuperado su antiguo brillo e iniciado un camino acertado, tanto en la comunión con la ciudad y la región como en la actividad docente y cultural. La cuestión que sigue en el aire no es otra que la de asentar este rumbo para el futuro. La UIMP es una universidad diferente: depende directamente del Ministerio, no tiene profesores en plantilla y cumple una función esencial de atender áreas del conocimiento que no tienen fácil encaje en las universidades tradicionales. Durante estos últimos años, el Ministerio de Educación –bajo sus diferentes nombres– ha recortado el presupuesto, hasta el punto de dificultar el desarrollo de los cursos y el mantenimiento de la excelencia en la programación.
Para Cantabria la UIMP es no solamente parte de una historia de éxito, sino un centro de ciencia que lleva el nombre de la capital por todo el mundo. Se debe trabajar de manera conjunta entre las diferentes administraciones que convergen en su funcionamiento. Es preciso reforzar la colaboración que ya existe para que tanto el Ministerio, como el Gobierno autonómico, el Ayuntamiento de Santander y la sociedad civil aporten todo lo que esté en su mano, de manera que esta institución tenga los medios para desarrollar su programa. Y no únicamente eso, sino desde una plataforma tan asentada y prestigiosa impulsar proyectos de futuro.
Dentro de pocos años la UIMP llegará a su centenario. Y aunque hay tiempo de sobra para organizar ese aniversario, es el momento de consolidar el proyecto y que, tras los éxitos de estos tres últimos años, se trabaje, de manera coordinada, para que se dote adecuadamente su presupuesto y se ahonde en la colaboración de los organismos locales, autonómicos y nacionales. La UIMP debe ser una pieza básica para nuestra comunidad.
Firman este artículo los siguientes socios de Foramontanos Siglo XXI: Alfredo Alonso; Calixto Alonso; Alberto Antolín; Ramiro Bedia; Carmen Carrión; Daniel Casanova; Carlos Casanueva; Manuel ángel Castañeda; Alberto Cuartas; Francisco Diez Iglesias; Antonio Eraso; Alberto Fernández de la Pradilla; Carlos Fernández-Lerga; Tomás Ramón Fernández; Fernando García de Andrés; José García-Morales; Emilio Lamo de Espinosa; Mercedes Ortega; Juan Manuel Pérez de Guzmán; Rafael Puyol; Julio Rama; Pedro Rivero; Eduardo Rodríguez-Rovira; Carlos J. Rodríguez; Ignacio Rosales; Carmen Sáiz-Ipiña; Javier Santacruz; Marisol Ugarte; Juan Ramón Vega y Eduardo Zúñiga.
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