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Faltan pocas semanas para que concluya un año único y especial, fruto del privilegio que, desde 1512, hermana a Cantabria con Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. Sé que no lo parece, pero los cántabros seguimos inmersos en el Año Jubilar Lebaniego que comenzó el ... 16 de abril de 2023 y que encara ya su recta final. Y digo que no lo parece porque, por primera vez en muchos años, vislumbramos un acontecimiento que discurre con más pena que gloria, que pasa casi inadvertido, sumido en el olvido, la indolencia y la desidia del Gobierno gestionado por el Partido Popular y presidido por María José Sáenz de Buruaga.
Nunca se ha distinguido el PP por su defensa de la cultura cántabra. No es un partido que haya hecho bandera jamás de los valores autóctonos, ni de la historia y la singularidad de nuestra tierra. Pero debo confesar que nunca pensé que llegaría al extremo que lo está haciendo al sumir en el olvido uno de nuestros mayores baluartes culturales, despreciando el significado y el valor de un activo que, bien gestionado, se transforma en un atractivo único y de extraordinario valor para la promoción interior y exterior de Cantabria.
Los regionalistas lo hemos demostrado en todas las ediciones que hemos tenido la responsabilidad de gestionar, incluida la presente, a pesar de que sólo estuvo en nuestras manos durante poco más de dos meses. La brillantez de los actos inaugurales hizo de Liébana un destino imprescindible ya no sólo para la peregrinación espiritual, sino también para disfrutar de la cultura con mayúsculas, gracias a conciertos como los ofrecidos por Ara Malikian o Josep Carreras.
Y no sólo Liébana. También otras localidades cántabras se vieron iluminadas por la llama jubilar, como Torrelavega, con la representación inolvidable de Dies Festus a cargo de Xarxa Teatre, o Santander, con el impactante espectáculo de fuegos artificiales y drones que surcaron la bahía de la mano de la compañía Grupe F.
El Año Jubilar hizo posible que Santander acogiera la única actuación en España de la banda británica Muse (el mejor concierto del año 2023 en España, según la revista especializada Rock FM), que atrajo a los campos de El Sardinero a un sinfín de fans de todos los rincones de España. También promovió otros conciertos, como los ofrecidos por Alejandro Sanz, Andrés Calamaro, Raphael y un largo etcétera de artistas de primer nivel.
Pero acabó el verano, y con él la temporada de los grandes recitales que los regionalistas dejamos atada y bien organizada antes de abandonar el Gobierno. Al llegar el otoño era el nuevo equipo de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, que dirige Eva Guillermina Fernández, el encargado de tomar el relevo y continuar el programa de actos conmemorativos, en Liébana y en Cantabria. El resultado ha sido la nada más absoluta.
El Año Jubilar Lebaniego 2023-2024 ha languidecido víctima de la apatía y la indiferencia. El nuevo Gobierno no tardó en deshacerse de todos los preparativos que encontró en marcha. «No hay dinero», se atrevió a proclamar la nueva consejera. Ella y yo sabemos que la realidad es otra y que cuando hablaba de arcas vacías tenía más de 2,1 millones de euros en caja, listos y dispuestos para garantizar una conmemoración jubilar a la altura que los cántabros merecemos.
Los regionalistas hemos tratado de evitar el desastre por todos los medios a nuestro alcance, desde nuestro papel de oposición en el Parlamento de Cantabria. Hemos enmendado incluso el Presupuesto de 2024 para incrementarlo en 500.000 euros y lograr una despedida digna. Pero nos hemos topado con un muro de incomprensión.
Escribo estas líneas mediado ya el mes de enero. Acabamos de saber que la Puerta del Perdón se cerrará el 14 de abril. Y la intención de la consejera es despedir el Año Jubilar en la Feria Internacional de Turismo (FITUR), que se celebra en Madrid del 24 al 28 de enero. Ni más, ni menos. Toda una declaración de intenciones.
Y mucho me temo que, si nadie lo remedia, así va a ser. El Año Jubilar Lebaniego tendrá un último destello de protagonismo gracias al 'stand' que el equipo que tuve el honor de dirigir en la Consejería de Turismo dejamos diseñado y adjudicado. Y quedarán para la clausura de abril para la clausura de abril propuestas menores, que no van en consonancia con la grandeza del acontecimiento.
Aunque las condiciones para promover una programación de altura sean inmejorables, con las competencias culturales, turísticas y deportivas en manos del mismo equipo, no ha habido interés, ni esfuerzo. No sé si ha sido por falta de voluntad, o de capacidad de decisión. Tal vez por las dos cosas. Pero a estas alturas parece más que evidente que la clausura del Año Jubilar Lebaniego no tendrá más brillantez que la religiosa. ¡Qué pena, penita, pena!
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