Freneamigos
LA TIERRA DORMIDA ·
En política el altruismo está bien visto, pero poco ejercitado, y, si los compañeros de gobierno no coinciden, fracasan abatidos por la zancadillaSecciones
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LA TIERRA DORMIDA ·
En política el altruismo está bien visto, pero poco ejercitado, y, si los compañeros de gobierno no coinciden, fracasan abatidos por la zancadillaQuienes tienen por profesión analizar las relaciones y acciones políticas suelen denominar 'fuego amigo' a los golpes bajos, los cañonazos, que de cara o envés, ... se disparan contra la línea de flotación por los, teóricamente, aliados. En definitiva, trallazos de quienes son -o deberían ser- fieles amigos, aunque militen en distintos bandos, porque les une un mismo fin, que en política suele ser la cogobernanza. Técnicamente, en la jerga militar se denomina así al ataque que proviene del propio bando en el que uno milita. En principio, se trataría de incidentes fortuitos que se producen casi siempre por errores en el momento de identificar al enemigo, fallos en la coordinación de las fuerzas o desconocimiento del terreno en el que se está operando. Muy a menudo, los proyectiles de los colegas se disparan -disimuladamente- con la intención de hacer daño, aunque luego se pidan disculpas. De esta manera, saltan por los aires las buenas palabras, las sonrisas, y los más o menos corteses gestos, tan frecuentes entre aliados, dejando en evidencia cómo se la juega el oponente, ese mismo al que ingenuamente se le consideraba amigo. En realidad, se trata de 'freneamigos' (conjugación de palabras 'friend', amigo, y 'enemy', enemigo) término acuñado por el periodista neoyorkino Walter Winchel (1897-1972), refiriéndose a esos amigos que en realidad esperan tu fracaso, envidian tus éxitos, y se alegran de tus errores. Los más peligrosos y voraces 'freneamigos' suelen encontrarse entre los compañeros de partido o de bancada.
No es nada nuevo. Ya lo advirtió el evangelista Mateo: «Los enemigos del hombre serán los de su casa», y antes, el Eclesiástico, «porque algunos son amigos cuando les conviene, pero no cuentas con ellos cuando los necesitas. Hay amigos que se vuelven enemigos».
En política, el altruismo está bien visto, pero poco ejercitado. Si las metas personales no coinciden con las de aquellos compañeros de gobierno, se verán abocados al fracaso, abatidos por la zancadilla. Quien iluminara la política italiana durante más de medio siglo, Giulio Andreotti, debió ser herido en tantas ocasiones por el fuego amigo que llegó a afirmar que «en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales, y compañeros de partido». La coalición que gobierna Torrelavega -como casi todas- adolece de la idílica cohesión que pretendieron y pactaron al comprobar, tras el recuento de papeletas, que ninguno podía gobernar en solitario. Las evidencias de la incomunicación son varias, la última se dramatizó hace unos días cuando el 'fuego amigo' puso en circulación el programa de fiestas patronales, provocando comunicados y rectificaciones entre los socios de Gobierno. Para saber quien fue el culpable de la 'coladura' habría que recurrir al cluedo. Algo baladí, pero una grieta visible entre dos partidos que pugnan por ser 'primus inter pares'.
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Ana del Castillo
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