Un futuro sin carne

A ver, por un lado el mundo artístico algo merecido se lo tiene; no en vano, los propios artistas se han valido hasta del abuso de los happenings y la provocación. No queremos darnos cuenta, pero lo de «epatar al burgués» es de hace ya dos siglos. Que sí, que es divertido, pero está ya más que visto. Además, seguro que a alguna de las víctimas, como Andy Warhol, le hubiera encantado toda esa publicidad.

Lo que ya es mucho menos divertido es todo lo que está detrás de estos curiosos atentados. Grupos minúsculos de retórica revolucionaria, que más que pedir -en su página ya lo aclaran: si les donas cincuenta euros, pueden imprimir quinientos carteles-, sobre todo exigen. Y además, hay que ver qué exigen: grosso modo, que dejemos de comer carne. Viva la libertad. A ver si ahora los problemas del planeta van a ser culpa de los humildes admiradores del chuletón y la cecina. No está claro si estos aguerridos activistas lograrán imponer su 'futuro vegetal' y con ello garantizar la supervivencia humana sobre la Tierra, pero lo que sí que es evidente es que, como triunfe su «teoría de cambio», qué aburrida nos van a hacer la vida...