El futuro depende de todos

Es momento de unir fuerzas, de remar todos a una para seguir avanzando en la recuperación sanitaria, social y económica de la ciudad. Es momento de responsabilidad, de reflexión, de recordar que seguimos teniendo el poder de reducir nuestro riesgo de contagio y el de los demás.

Como Ayuntamiento, para garantizar la seguridad y la salud de los ciudadanos, nos hemos volcado no solo asegurando la protección en edificios y espacios públicos, sino, además, poniendo a disposición de la Consejería de Sanidad el Palacio de Exposiciones para vacunaciones, el aparcamiento del Palacio de Deportes para los coroautos y otras opciones que finalmente declinaron.

En el aspecto económico, reestructuramos el presupuesto con un plan de choque con más de 25 millones de euros para hacer frente a las necesidades de la población, con 167 medidas, 4 millones en ayudas directas a empresas, bonificaciones fiscales y atención a los más vulnerables.

Hemos reducido la presión impositiva en 18 millones, que se han quedado en los bolsillos de los santanderinos para poder hacer frente a otros gastos y aliviar las economías familiares.

De nuevo este año, además de mantener nuestro presupuesto de 201 millones de euros, destinamos más de 40 de los ahorros municipales a medidas de apoyo a los sectores más castigados, a los ciudadanos más necesitados, a la dinamización de la economía y a minimizar los efectos de esta pandemia en la calidad de vida de todos. ¡Absolutamente solos! Sin ayuda ni del Gobierno central, que ha recibido miles de millones de la UE, ni del Gobierno cántabro, que a su vez ha recogido la aportación que le ha entregado el Estado.

El Ayuntamiento de Santander ha realizado un esfuerzo ímprobo para cubrir todos los gastos extraordinarios de la pandemia y ayudar a los santanderinos cuando más lo han necesitado.

Por eso es tan importante realizar ahora un último esfuerzo, porque todo lo que hemos conseguido no puede destruirse por una nueva ola de contagios. Nos necesitamos los unos a los otros, todos formamos parte de esta cadena indisoluble y no podemos dejar ningún eslabón fuera.

Muchos de ellos, como sabéis, dependen de la evolución del covid-19: la hostelería, el comercio, la cultura, el ocio y un sinfín más de actividades profesionales. Debemos pensar en ellos porque queremos que se mantengan los puestos de trabajo, que las empresas crezcan y que nuestra economía avance, porque esa será la única manera de mantener el bienestar de todos.

Vamos a por ello. Estoy segura de que lo vamos a conseguir. Así como durante las peores circunstancias de la pandemia fuimos todos uno y nos volcamos en los demás, con una expansiva onda de solidaridad, ahora vamos a frenar en seco al virus.

Desde el dueño de un local de hostelería o de una empresa hasta un operario, un joven, un jubilado o un turista. No valen excepciones. Conocemos lo que tenemos que hacer para no contagiarnos y no contagiar y eso es lo único que os pido: Responsabilidad.

Por nosotros. Por una ciudad excepcional plagada de fortalezas, retos, proyectos e ilusiones que proyecta una imagen confortable y segura. Por nuestra salud, por nuestra economía, por nuestro futuro. Convirtámonos en un bloque inmenso con 173.375 piezas. ¿Lo imagináis? Imposible de derribar o atravesar por ese virus, porque sabemos cómo derrotarlo.

En Santander, tenemos abierta la ventana a un futuro de progreso: Contamos con proyectos ambiciosos en marcha y cada vez más personas quieren venir a vivir a nuestra ciudad, porque gozamos del privilegio de estar asentados en uno de los mejores lugares del mundo, con servicios y oportunidades para todos.

Aunque este año está tardando un poco, el sol va a salir para iluminar con fuerza nuestras ansias de arrancar a todo gas el motor de la recuperación. Tenemos ganas, tenemos ideas y tenemos esperanza, porque ya casi la mitad de los santanderinos están vacunados. Por eso, vamos a honrar a Santiago con prudencia y sensatez, ya que nos hemos esforzado en extremar esa seguridad tan necesaria en estos momentos.

Y hoy, por certeras, tomo prestadas las palabras de uno de los más heroicos conquistadores, el gran Alejandro Magno. «De la conducta de cada uno depende el destino de todos».