PRC: el futuro puede esperar
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El congreso regionalista apenas deja pistas sobre la sucesión de Revilla, porque el asunto dominante, una vez más, son las urgencias electoralesHubo un tiempo en que los congresos eran hitos trascendentes en la vida de los partidos. Dos o tres días de encendidos debates sobre sesudas ... ponencias ideológicas, de ajustadas votaciones y sigilosas conspiraciones de pasillo para negociar ganadores y repartir cargos. Ahora los cónclaves partidarios se despachan en unas pocas horas, entre el desayuno y el aperitivo, o entre la sobremesa y la merienda. El triunfador ya se ha decidido de antemano, a veces en primarias, casi siempre sin competencia. Mucho más claro está si se trata del PRC donde todo gira en torno al hiperliderazgo de Miguel Ángel Revilla. El regionalismo tiene pendiente desde hace mucho avanzar hacia el partido que pretende cuando su fundador ya no esté disponible, pero este reciente congreso no ha supuesto una evolución sensible en esa dirección porque lo que priman, una vez más, son las urgencias electorales. El futuro puede esperar.
A lo largo de los últimos 20 años, el pequeño PRC ha superado en el escalafón a los dos grandes partidos nacionales y mayoritarios en Cantabria, PP y PSOE, lo cual tiene mucho mérito. Pero todavía tiene un gran trecho por delante para alcanzar el modelo que persigue, ni más ni menos que el del PNV vasco. O sea, extender su poder e influencia a todas las instancias, desde luego las políticas, pero también las económicas, sociales, profesionales, académicas, deportivas, etc. O sea, todo un gran partido hegemónico para suceder a su irrepetible fundador.
El PNV ha consolidado durante décadas una bicefalia entre el lehendakari en el Gobierno y el presidente del partido, mientras que en el regionalismo solo hay una figura de referencia, Revilla, y cada vez le queda menos tiempo en la primera línea. Las diferencias son también ideológicas. Revilla y todos sus 'delfines' y dirigentes importantes tienen a gala conciliar la identidad regionalista y el sentimiento español sin reservas. Esa es la corriente dominante, frente a la pulsión nacionalista, minoritaria pero quizá creciente, de la generación que enarbola el lábaro y relega la bandera española y hasta la cántabra rojiblanca.
El XIII Congreso del PRC apenas ha arrojado indicios sobre el futuro ni Revilla ha dado pistas. Habló de su inminente 80 cumpleaños y de sus achaques, pero nada concluyente de su sucesión. Para la especulación: en el aparato del partido Javier López Marcano era el único vicesecretario desde el adiós de Rafael de la Sierra, ahora le acompañarán con el mismo rango Paula Fernández y Guillermo Blanco. O sea, tres consejeros del Gobierno actual, en el puñado de aspirantes mediante una reorganización pactada y supervisada por el propio Revilla. ¿La sucesión se producirá en algún momento de la próxima legislatura? ¿En el siguiente congreso, cuando el jefe esté en vísperas de cumplir los 84? Nadie lo sabe, quizá tampoco el propio Revilla.
En fin, lo dicho: el porvenir ya se resolverá cuando toque, ahora hay que volver a ganar unas elecciones. El triunfo inapelable del PRC en 2019 se ve hoy más complicado, después de una pandemia, en medio de una guerra, con una economía incierta y frente a un PP más entero.
Revilla pone el acento positivo en el salto del PRC a la política nacional en el Congreso y en el Senado, donde intenta jugar a dos barajas, 'hacer la goma' en el lenguaje del ciclismo. Unas veces apoya los Presupuestos del Estado y celebra con las ministras de turno los avances en los compromisos del 'papeluco' firmado con el Gobierno Sánchez en la ejecución de las infraestructuras, en el pago de la deuda de Valdecilla o de las partidas para los proyectos del Mupac y La Pasiega. Otras veces toca desengancharse de las concesiones ideológicas del presidente socialista a los independentismos, cuando negocia la Ley de Memoria Democrática con Bildu o cuando deroga el delito de sedición para complacer a ERC. Aquello de que 'Cantabria prefiere quedarse sin tren antes que España se rompa', que proclamó Revilla poco antes de que el diputado nacional José María Mazón votase contra la investidura de Sánchez en enero de 2020. Ahora está por ver si el electorado cántabro sabe valorar ese doble juego.
Revilla ya está en modo campaña desde que el mes pasado recibió el aval de los médicos para seguir en la brecha y uno de sus lemas consiste en replicar a quienes le exigen el retiro presentándose como un ejemplo de lo que los veteranos como él pueden ofrecer a la sociedad en la política y en todos los ámbitos.
Otro de sus mantras que repite en público y en privado es el peligro que representa Vox si suma una mayoría de gobierno con el PP. Se lo dice incluso al portavoz parlamentario de Vox Cantabria, Cristóbal Palacio: 'No es nada personal, sólo política', como en 'El padrino'.
La advertencia sobre Vox suena un poco sobreactuada, ahora que el partido de la derecha radical parece estancado desde la decepción andaluza y con los ruidos de crisis interna en Cantabria a cuenta de los destinos electorales que debe decidir Madrid.
Seguramente, Revilla y el PRC quieren captar votos del moribundo Ciudadanos y del caladero moderado y centrista, para ganar en las urnas y luego poder elegir entre PP y PSOE como socio del Gobierno. Pero, ojo: los llamamientos de la izquierda contra Vox en la campaña de Andalucía terminaron por orientar al electorado hacia el rotundo triunfo del PP de Moreno Bonilla.
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