Ganar el futuro juntos

Algunos analistas hablan en las últimas semanas de la tormenta perfecta para describir la crisis de desabastecimiento de materias primas y componentes que estamos sufriendo a nivel global. También aquí, diferentes sectores y muchos empresarios cántabros están mostrando su gran preocupación por una situación que nos pone frente a una realidad muy evidente: en una economía global somos interdependientes y vulnerables.

Hay varios factores que explican lo ocurrido: centros de producción alejados de los centros de consumo; acelerón de la actividad después del parón de la pandemia; demanda exorbitada de transporte; incremento de los precios de las materias primas energéticas... Todo ello forma las piezas de un puzle que tiene como imagen final el aumento de los precios, el pánico al desabastecimiento y una desaceleración en la recuperación económica que creíamos ya inminente. La paradoja es que no hay ni más consumidores ni mucho más consumo, sino más bien una aceleración de la actividad que ha congestionado los canales de distribución. Parece una situación coyuntural, aunque tardaremos meses en volver a la realidad que hemos conocido antes de la pandemia. Mientras tanto vivimos la incertidumbre diaria que rodea a buena parte de los sectores económicos. No tenemos la capacidad de dar una respuesta rápida y global, pero sí es responsabilidad de los empresarios poner sobre la mesa aquellos aspectos que pueden ayudar a impulsar nuestro crecimiento y bienestar.

De lo que está ocurriendo podemos extraer algunas enseñanzas prácticas. La primera es la tendencia a la desglobalización de los centros de producción que ya han emprendido algunos sectores. China y Oriente en general, como gran fábrica mundial, presentan algunas debilidades que la pandemia ha evidenciado y que se acentúan en la situación actual de colapso.

Por el contrario, está ganando cada vez más peso la economía de cercanía y de la colaboración con los entornos de producción: es más segura, más sostenible, más confiable, más colaborativa y más solidaria. Este tipo de relación crea alianzas más sólidas, ayuda al equilibrio territorial y asienta población. Da oportunidades a los jóvenes y vincula a las empresas con sus comunidades. Los ejemplos de Andros La Serna, CIC Consulting informático y Ascensores IMEM, últimos ganadores de los premios de CEOE en Cantabria prueban que es posible crecer y tener una proyección internacional teniendo unas raíces muy sólidas en la zona de origen e implicándose con el territorio donde operan.

Para consolidar esta opción es importante contar con una sociedad comprometida con la formación, retención y atracción de talento, con especial atención a los jóvenes. En esto tampoco estamos exentos de la competencia, y una apuesta coordinada de las empresas, la administración educativa y la universidad, es prioritaria para posicionar a la región como lugar en el que poner en marcha iniciativas empresariales punteras. Es un requisito imprescindible para afrontar la paradoja de una sociedad con más del 40% de paro juvenil que es incapaz de cubrir las ofertas de empleo de sus empresas. Mas allá de esta coyuntura de gran dificultad por la que estamos atravesando, es responsabilidad de todos -y los empresarios no nos escondemos- crear las condiciones para que Cantabria tenga un modelo productivo moderno, abierto y eficaz. Para lograrlo es imprescindible trabajar juntos. Ganar el futuro de Cantabria es una tarea de todos.