Secciones
Servicios
Destacamos
Pues mira por donde, hace tiempo, en un artículo de opinión se me escapó un hecho polvo sin h, que me pregunto yo, en qué estaría pensando cuando lo escribía. La cosa no iría a más, ni me preocuparía, si tan solo se hubiera tratado ... de una errata fruto de las prisas, lo malo es que es fruto de la mala vista, consecuencia de una operación que me ha dejado hecho una reliquia. La cuestión es que a lo mejor tampoco ha sido por eso, sino porque tengo una gata, 'Bubba', a la que le encanta subirse al teclado del ordenador, y como está calentito, sentarse e incluso tumbarse encima, provocando en los textos mil y una escabechinas, escribiendo quinientas equis seguidas, doscientas cincuenta comillas, o bajando un párrafo veinte o cincuenta líneas.
Lo fácil sería echarle la culpa a la felina, pero todos sabemos que escribir con ordenador acarrea estos riesgos, especialmente cuando el corrector de Google no te avisa, y detenidamente lo escrito no lo revisas, o las teclas del portátil comienzan a fallar y cuando las tocas con el dedo, que si quieres arroz Catalina, se saltan las letras sin escribirlas.
Por desgracia el 'no volverá a ocurrir', como dijo el emérito, nadie puede predecirlo, pues esas cosas están más en las manos del destino que en las propias, y como ejemplo cuando unas agendas escolares de distribución gratuita salieron hasta en los periódicos nacionales por incluir un mapa en el que aparecía Valladolid con z, lo que también es mala leche.
No seré yo, no obstante, el que haga de la ortografía una defensa a ultranza, cuando hay gramáticos que si te revisan cualquier texto te lo llenan de tinta, de tal forma y manera que colgarían la chaqueta hasta los mejores columnistas.
El que yo sea profesor no me obliga a no cometer alguna vez alguna errata, sino todo lo contrario, lo justificaría, pues tras toda una vida leyendo exámenes, lo lógico sería que escribiera como Dalí cuando su padre le corregía por escribir libertad como a él le daba la gana y quería, indicándole su progenitor que nunca llegaría a nada, al ver en una sola palabra tantas y rebuscadas faltas de ortografía.
Aún recuerdo a una profesora que decía que sin la gramática y sin la ortografía no se puede ir por la vida, y yo la demuestro que siempre es un apaño dedicarse a la política, pues no hay Boletín Oficial que cada dos por tres no se corrija. Y es que si hubiera correctores mi gata diría: «¡ancha es Castilla!».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.