Generosidad, disciplina, unidad y movilización
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El PP de Sáenz de Buruaga tiene el difícil reto de cerrar las heridas para desarrollar toda su potencia electoral en las urnas de mayoCinco años largos de convulsión permanente, de enfrentamientos y purgas, de intrigas, traiciones y represalias, de puñaladas y humillaciones, de deserciones y abandonos, habrían destruido por completo a un partido con menos raigambre e implantación que las que el PP acredita en Cantabria hasta en ... los peores momentos. La marca tocó fondo en las elecciones de 2019, pero ahora se siente en condiciones de disputar el primer puesto en el escalafón de la política regional al PRC en los comicios autonómicos y locales de mayo próximo y de volver al poder. El congreso regional acaba de consolidar el liderazgo de María José Sáenz de Buruaga, a continuación falta por saber si el bando vencedor será generoso y si los disidentes acatarán con disciplina la nueva situación, ambas cualidades suelen faltar en los procesos internos de los partidos; es decir, si todos pondrán lo suyo para unir y movilizar al partido con vistas al desafío electoral que aguarda dentro de siete meses con buenas perspectivas merced al llamado 'efecto Feijóo'.
El PP cántabro ha experimentado drásticos vaivenes en los últimos años. En mayo de 2011 logró la histórica mayoría absoluta en el Parlamento regional con Ignacio Diego al mando y Sáenz de Buruaga de lugarteniente, y en las generales de noviembre batió otro récord al obtener cuatro de los cinco escaños que el Congreso asigna a Cantabria. Pero aquel benéfico 'tsunami' sopló en contra en 2015. El PP fue desalojado del poder y la quiebra interna no se hizo esperar. Diego no quiso dar un paso al costado y Buruaga resolvió aspirar al mando. Unos lo interpretaron como una traición al jefe, otros opinaron que tenían que haberse ido los dos. La mitad del partido apoyó a Buruaga en el congreso de 2017 que ganó por sólo cuatro votos y la fractura se ha prolongado durante mucho tiempo. En 2019, un nuevo batacazo electoral con no poca responsabilidad de Casado y Egea que convirtieron a Buruaga en una candidata de saldo tras la fallida designación de Ruth Beitia.
Ahora, la perseverante presidenta no ha tenido competencia para renovar su jefatura. Una primera conclusión obvia: si los críticos no se han atrevido a presentar una alternativa, es que su única baza era que Génova interviniera 'manu militari', pero esa opción muy real se frustró con el inesperado desalojo de Pablo Casado y Teodoro García Egea y la llegada de Alberto Núñez Feijóo y su equipo. Ciertamente, el PP no estaba para digerir otro congreso autodestructivo como el de 2017.
En el expeditivo congreso de este último viernes -apenas cuatro horas de duración después de tan prolijos preparativos-, Buruaga afirmó que la unidad del partido ya se ha conseguido, pero en realidad falta un buen trecho. En su equipo recuerdan que en el congreso de 2017 apenas tuvo el apoyo de media docena de alcaldes, mientras que ahora la respaldan la práctica totalidad de la treintena larga de regidores populares. Bueno, una cosa es avalar y votar a una candidata única, como han hecho muchos, y otra integrarse plenamente en la actividad del partido, que no son tantos. Los críticos apuntan que no hubo nada de integración en el congreso, sino todo lo contrario, pues algunos desafectos han sido desalojados de la ejecutiva. El núcleo duro del grupo que apoyo a Ignacio Diego en 2017 ni siquiera apareció por el cónclave.
Buruaga ha incluido a la alcaldesa de Santander, Gema Igual, en la ejecutiva regional del partido. Expresamente, no por su condición de miembro nato de la cúpula. Es un paso en la buena dirección que quizá ayude a restaurar las relaciones, deterioradas por la supuesta disposición de Igual a tomar el mando del partido, animada por Casado y Egea. La alcaldesa, que está al frente y debe defender en las urnas la única gran instancia de poder del PP en Cantabria, conserva con Alberto Núñez Feijóo el buen cartel que ya tenía en Génova.
Y si otro referente del sector crítico, el diputado nacional Diego Movellán, se dice dispuesto a aspirar a la Alcaldía de Camargo, que ya ganó en 2011, no estaría de más que el partido tomase en consideración esta posibilidad.
En fin, lo que sea necesario para cerrar heridas. Por todas partes, claro. A Buruaga le ha tocado aguantar muchas oscuras maniobras de sus críticos. Por ejemplo, cuando propagan todavía en estos días que hay una encuesta de Génova que evalúa mejor a Íñigo de la Serna que a Buruaga para ocupar el cartel electoral y que el ministro aceptaría el encargo si fuese por aclamación. Presentado el viernes por Feijóo como el mejor ministro de Fomento de la historia reciente y muy aplaudido por los congresistas, De la Serna, como de costumbre, se ríe de los rumores y no suelta prenda.
Buruaga está muy segura de que a su debido tiempo será designada candidata autonómica por Génova. A ella y a su equipo le habría gustado que este viernes el aclamado Feijóo hubiese anticipado o al menos sugerido este nombramiento electoral. Técnicamente no era el momento, y menos para un gallego tan cauteloso como el nuevo líder del PP, pero habría servido para poner freno a los rumores que no le hacen ningún bien ni al partido ni a su presidenta.
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