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Está claro que Santander, entre los muchos atractivos turísticos que nos ofrece, tiene el Museo Marítimo del Cantábrico, lugar de obligada visita por cuanto representa la estrecha vinculación del hombre, el mar y su fauna marina. Desde 1999, año de su última renovación a ... cargo de José María Páez, y siendo su director José Luis Casado Soto, el museo se muestra como un espacio de grandes y singulares atractivos que hacen de su visita una experiencia única y difícil de olvidar.
Esta empresa de organizar un museo tan complejo y variopinto, no es una tarea nada fácil de llevar a cabo, en tanto que alberga cantidad de temáticas de diversa índole que hay que ordenar y distribuir para que la visita sea amena y fluida. El esqueleto del gran cetáceo, los grandes dioramas, y su gran acuario, fueron los grandes retos que José Luis Casado Soto supo organizar y exponer de manera muy inteligente, como para que cualquier visitante quedara perplejo ante tanta maravilla y llegase a sentirse como pez en el agua viendo el gran acuario y quedarse absorto contemplando el nadar de los peces.
Desde el año 2010, Gerardo García-Castrillo se hace cargo de la dirección del museo por la jubilación de José Luis Casado, lo cual representa un grandísimo reto por el alto nivel que dejó su anterior director. Poco a poco, fue cogiendo el timón de la nave y tomando nuevas derrotas que llevaron al museo a recalar en buenos puertos donde multitud de visitantes sintieron de cerca las sensaciones de lo que el mar representa en la vida y el hombre.
No es tarea nada fácil conseguir que un museo sea dinámico, vivo y participativo, que no sea algo estático y falto de alma, y para ello hay que dar muchas vueltas para que sientas que es algo tuyo y que puedas vincularte en su desarrollo de una manera natural y apasionada. Gerardo, lo ha conseguido.
A lo largo de su dirección, han sido muchas las citas que nos han permitido involucrarnos en la vida del museo de una manera estrecha y vinculante. Nos acercó a conocer a las gentes del mar con amenas charlas con sus protagonistas, probamos los productos desconocidos del mar con sorprendentes elaboraciones gastronómicas, viajes en bote a la Isla de la Torre donde conocimos la vida de los arenales, inmensidad de interesantísimas charlas sobre biología marina, historia, barcos legendarios, etc. En definitiva, siempre estuviste cerca de nosotros con la sencillez y la humildad nada frecuente en las personas que dirigen un museo. Puedes estar orgulloso de haberlo logrado y tu legado será la simiente de los que seguirán tu ejemplo. Gracias, Gerardo.
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