La globalización en peligro
ANÁLISIS ·
Convencido de que nos acompañará de forma permanente, se ven pasos para que sus beneficios estén mejor repartidosSecciones
Servicios
Destacamos
ANÁLISIS ·
Convencido de que nos acompañará de forma permanente, se ven pasos para que sus beneficios estén mejor repartidosLa globalización es un fenómeno que, según nos recuerdan los medios continuamente, a pocos deja indiferentes. Como tal, la globalización tiene tanto defensores como detractores, y los tiene porque, como es bien sabido, es un fenómeno multidimensional. Desde la faceta económica que la misma presenta, ... y por el lado positivo, quizás su mayor virtud sea la de contribuir a la convergencia, en materia de renta y riqueza, entre los países; de manera muy similar, pero por el lado negativo, su mayor logro puede que sea el de promover el aumento de la desigualdad, en renta y riqueza, entre las personas. Podemos hablar, por tanto, de convergencia externa y divergencia interna.
Como fenómeno controvertido, la globalización ha tenido, a lo largo de la historia, sus altibajos, aunque, al menos en las últimas décadas, la tendencia ha sido al alza: cada vez son más los aspectos de nuestra vida que se ven afectados, para bien o para mal, por la globalización. Últimamente, sin embargo, parece existir un cierto flujo antiglobalización que, de persistir, podría llevar a ponerla en peligro.
Tal y como subrayan muchos expertos, aunque la tendencia desglobalizadora es anterior al estallido de la pandemia, es ésta la que ha potenciado el proceso de marcha atrás, al menos en lo que concierne a la globalización económica. Una de las razones detrás de este proceso, quizás la más importante, es el temor existente en muchas empresas a la disrupción (patente ahora, por ejemplo, en productos tales como semiconductores) en las cadenas de suministros; esta incertidumbre e inseguridad a la hora de poder desarrollar correctamente los procesos productivos está haciendo, en palabras de Enrique Fanjul, que las empresas revisen (bien que con cierta cautela) sus estrategias de deslocalización y aprovisionamiento.
El aumento de los costes de transporte (sobre todo del marítimo), la aplicación cada vez más estricta (aunque todavía muy laxa) de códigos éticos en las cadenas de suministro, los nacionalismos crecientes y los incesantes conflictos geopolíticos son otros factores que, sin duda, no ayudan a la globalización, sino que van directamente en contra de ella. ¿Significa todo esto que la globalización va a desaparecer? No, no lo creo en absoluto, aunque sí creo que actualmente está en horas bajas y que puede estarlo durante un cierto tiempo.
De los factores mencionados, los tres que me parecen más preocupantes son el de la inseguridad de suministros, los nacionalismos crecientes y los conflictos geopolíticos. Dado que, según sostienen la mayoría de los virólogos, es muy probable que en el futuro nos veamos afectados por más y más pandemias, también lo es que se vean afectadas las tradicionales cadenas de suministros y que, cada vez más, se busque la seguridad. Por otro lado, puesto que la radicalización política está ganando terreno por doquier, tampoco sería de extrañar que algunas guerras frías se convirtieran en calientes, ralentizando así, o paralizando completamente, algunas actividades comerciales internacionales.
El aumento de los costes de transporte podría ser, creo yo, una cuestión coyuntural y, por lo tanto, sin demasiado efecto (al menos no de carácter duradero) sobre la globalización. En cuanto a la aplicación de criterios éticos cada vez más exigentes en las cadenas de suministro, no me cabe ninguna duda de que será así, pero tampoco de que se buscarán mecanismos para soslayarlos o de que se arbitrarán formas para que no afecten demasiado a los intercambios de bienes, servicios y capitales internacionales.
En todo caso, y estando convencido de que la globalización nos acompañará de forma permanente, lo importante es saber qué tipo de globalización vamos a tener (y queremos tener) en el futuro. En este sentido, y sin ser demasiado optimista, me parece que se están dando algunos pasos en la buena dirección, en la de hacer que los beneficios de la misma estén cada vez mejor repartidos y que los perjuicios que ocasiona vayan a menos. Uno de estos pasos, muy reciente, es el acuerdo que la OCDE ha cerrado con un total de 136 países para aplicar un gravamen global del 15% sobre los beneficios de las empresas multinacionales a partir de 2023. Esto, tal y como dijo el secretario general del citado organismo, «hará que nuestros acuerdos fiscales internacionales sean más justos y funcionen mejor». No es, ni mucho menos, la solución a todos los problemas de la globalización, pero sí que es un prometedor paso adelante en lo que atañe a las transacciones financieras internacionales. Algo es algo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.