Secciones
Servicios
Destacamos
En los próximos días, PRC y PP se sentarán juntos a la mesa para hacer el primer balance del pacto que permitió a María José ... Sáenz de Buruaga aprobar su segundo Presupuesto de la legislatura. El segundo consecutivo con apoyo de los regionalistas en el Parlamento. Pero a diferencia de otras ocasiones, el clima de esta reunión no será precisamente cálido. La relación entre PRC y PP no pasa, ni de lejos, por su mejor momento. La Ley de Simplificación y, sobre todo, el apretón de manos con Vox, unido a la estrategia del sistema de votación en el hemiciclo –todo junto, y no por partes–, han quemado muchos puentes entre ambos partidos. Y entre los regionalistas ya existe un fuerte sentimiento de arrepentimiento por haber puesto una alfombra roja al Gobierno en la primera mitad de legislatura.
A muchos no les gustó la idea de servir de muleta del PP desde el principio. Otros se han convencido después, cuando su particular 'ley Ómnibus' modificó de golpe, y por la puerta de atrás, casi cuarenta normas: diecinueve leyes (de Régimen Jurídico, de Subvenciones, de Transparencia, de Abastecimiento de Aguas, la Ley del Suelo, la de Protección Civil...) y dieciocho decretos de otras tantas materias.
El PRC ha encabezado la oposición contra la normativa más importante del mandato de Buruaga, quizás con la convicción equivocada de que el PP, al final, tendría que pasar por el aro para sacarla adelante. Pero no contaban con el cambio de criterio radical de Vox, que un día despellejó la ley y al siguiente la bendijo. Todavía sin que tengamos claro que ha ganado exactamente con el cambio de criterio.
Es más que previsible que el PRC se ponga muy estricto con el cumplimiento de las condiciones del pacto. No como el año pasado, cuando los propios regionalistas justificaron que el PP infringiera el acuerdo. Ahora el panorama ha cambiado por completo y el PRC querrá saber en qué situación exacta están los 50 millones de euros en medidas que se pusieron negro sobre blanco en el documento, repartidos en siete grandes bloques que iban desde la sanidad y la educación hasta la ganadería o la industria, y con una fuerte presencia presupuestaria de los municipios y las zonas rurales despobladas, además de 38 obras de mejora de carreteras.
Pero la decepción es mutua. En el PP tampoco gustó nada la moción de censura orquestada por PRC-PSOE en Cabezón de la Sal para desalojar al alcalde Óscar López. Buruaga sabe que tiene Congreso interno el año que viene y que sus carantoñas con Revilla no gustan a todos. Como dijo en la pasada cena de Navidad para empoderarse: «Nadie nos marca el paso. Nosotros llevamos el timón de este Gobierno. En nuestro pacto no hay renuncias, no hay cesiones ni condiciones», dijo.
A dos años de las elecciones, parece que PRC y PP coinciden en que ha llegado el momento, como dicen los famosos, de un «cese temporal de la convivencia».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.