Un poco de todo y de nada

Hemos escuchado al vicepresidente cántabro malgastar diez minutos en el Parlamento leyendo, palabra por palabra, la normativa pasada y presente sobre contratos para evitar responder a las preguntas sobre los contratos irregulares en su Consejería. Aunque parecía imposible, también hemos visto enredarse aún más esa madeja en la que se ha convertido Ciudadanos Cantabria. Después de que Javier Ceruti y Félix Álvarez pactaran la estrategia del 'juntos pero no revueltos', ha aparecido un jugador inesperado, Eduardo Mora, hijo del excandidato a rector de la UC, para intentar sacar del tablero electoral a Ceruti. Hemos visto al PSOE reclamando al Parlamento su apoyo para que el PSOE no saque a la Guardia Civil de Torrelavega. En fin, o a los socialistas les falta fuerza de voluntad o necesitan que los jaleen. Hemos visto también a los panaderos cántabros regalando pan a las puertas del Parlamento porque nadie les hace caso mientras las facturas no paran de subir y su negocio cada vez es menos rentable. Dicen, con razón, que no les vale con que Revilla lleve una barra a 'El Hormiguero', convertido últimamente en una extensión de la mesa del Consejo de Gobierno de Cantabria.

Hemos visto al PP haciendo una 'performance' en el Parlamento para regalar al presidente un metro que mida los túneles de los trenes y a su socio de Gobierno; y al PSOE cambiar la ley del 'solo sí es sí' aunque estaba bien hecha y las penas de los agresores sexuales se estaban rebajando porque los jueces eran unos fascistas. Y también un éxodo de votantes socialistas hacia PP y Vox, ni más ni menos que el 10% de los que votaron al PSOE en 2019, según las últimas encuestas publicadas por el Grupo Prisa.

Lo que no hemos visto hasta ahora es a ningún partido intentando rentabilizar el accidente mortal de Castelar. Y eso, visto lo visto, ya es mucho.