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De entre las historias que se han contado en los últimos días sobre la incidencia del coronavirus, me impresionó leer la de un hospital en ... el norte de Italia. Varios enfermeros llevaban varios días doblando turnos, sin salir del hospital. No venían sus relevos alegando resfriados u otras causas. Me pareció algo terrible. Como si un grupo de soldados decidieran desertar precisamente el día en que se presentaba el mayor ataque enemigo, dejando más expuestos aún a sus compañeros.
Tras la indignación inicial traté de entender la causa de esas deserciones. ¿En qué medida los familiares de esos enfermeros habían forzado su voluntad? ¿Hasta qué punto podía influir el que tuvieran hijos pequeños o padres ancianos? La presión, interna o externa, de esas personas debía haber sido muy fuerte para dejar de acudir al puesto de trabajo por miedo a un virus poco conocido.
En ese momento caí en la cuenta del mérito que tienen quienes sí se mantenían y sí acudían al trabajo, que afortunadamente son la inmensa mayoría. Y en ese momento valoré en su justa medida la fortuna que tenemos con los profesionales sanitarios en Cantabria y en España. En circunstancias de emergencia, de miedo ante el coronavirus, la actitud de nuestros profesionales sanitarios ha sido ejemplar. Y soy consciente de que, al igual que sus colegas del norte de Italia, también tienen familiares y amigos que temen ser contagiados, también sufren una presión interna y externa.
Como representante de los ciudadanos de Cantabria en el Senado quiero trasladaros mi más profundo orgullo y respeto por la labor que estáis realizando estos días, con una enorme profesionalidad.
Quiero igualmente hacer extensible ese agradecimiento a todas las personas que estáis dando la cara por todo un país en estos días de incertidumbre; transportistas, personal de los supermercados, personal de limpieza, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado... Gracias! Y gracias a la actitud cívica de los de #Yomequedoencasa.
Estoy seguro de que esto pasará y volverán los abrazos, los besos, los ratos con la familia, con los amigos...
En los momentos de dificultad, en los periodos de crisis es cuando se ve la altura moral de las personas y de toda la sociedad. Por encima de siglas, por encima de ideologías o partidos, es el momento de valorar ese activo. No lo olvidemos.
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