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Cuando cuento que recientemente cambié Madrid por Santander ésta es la reacción general: «¡Qué envidia! ¡Qué calidad de vida! Lo único la lluvia y la gente, que ya sabes que son muy secos...». Vamos a ver, y esto ya lo escribo casi hiperventilando: ¿pero ... qué demonios secos los cántabros? ¿Estamos de broma? ¿Es seco Bustamante, que se metió en el bolsillo a todo un país llorando y abrazando por doquier a todo el mundo? ¿Y Marta Hazas, que podría ser Miss Simpatía? ¿Acaso es seco Revilla, que habla por los codos con cualquiera? ¿O Antonio Resines, que está en el top 10 de cachondos de este país? Esos a nivel famoso, porque yo desde que vivo aquí poca gente seca he encontrado: los primeros vecinos que conocí al llegar, Isaías, Ana y Jaime, son encantadores y ahora, además, amigos. Los padres y madres del cole son pistonudos, de hecho el primer día de curso otra Ana se acercó y me dijo «Tú eres nuevo ¿no? ¿Te meto en el chat de madres?». Una pregunta que sabes que en parte es una trampa mortal, pero que en mi caso conseguí sortear en un acto reflejo y de defensa propia ofreciendo el teléfono de mi mujer.

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eldiariomontanes La gran mentira de los cántabros