Secciones
Servicios
Destacamos
Me costaba leerlo este jueves: el Partido Laborista británico ha suspendido de militancia a su exlíder, Jeremy Corbyn, por no responder adecuadamente al informe que un organismo independiente, la Equality and Human Rights Comission, emitió sobre su actitud ante comportamientos antijudíos. La Comisión ... halló 23 ejemplos de «implicación inapropiada» de la oficina de Corbyn en las siguientes categorías: interferencia política ante quejas de antisemitismo; y acoso, incluyendo el uso de tópicos antisemitas y descalificación de las reclamaciones como si fuesen infamias o inventos.
Este era el gran Jeremías progresista cuya visita a Cantabria nos anunció nuestro gobierno doméstico después de las tertulias que en La Chingada, finca del entrante presidente de los Estados Unidos Mexicanos, el postcántabro Andrés Manuel López Obrador, celebraron algunos invitados internacionales a su toma de posesión. Así pues, nos hemos evitado el bochorno de una tournée de alguien que falla en las conclusiones políticas del Holocausto. Solo nos faltaba haberle agasajado como al sabio oriental Alí Syed y fotografiado con el avestruz de Cabárceno. Aunque esto último quizá le hubiera convenido, dado que escondía su cabeza no solo ante el antisemitismo, sino ante la propia Gran Bretaña, que por evitarle a él otorgó al friqui de Boris Johnson una mayoría parlamentaria apabullante. Corbyn: el que se negó a defender la europeidad de la pérfida Albión en la consulta del 'Brexit' y acabó devorado por ella. Otro indocumentado que unir al duende de los referendos, el oficial dinamitero David Cameron.
Si ustedes recuerdan, también se nos aseguró entonces que, con motivo de la efeméride de Hernán Cortés, se preparaba algo mundial, gordo y de proyección panhispánica, plato jugoso en el que Cantabria metería la cuchara más grande. Le entraban a uno ganas de entonar aquel «Me sale del alma gritar con calor / Abrir todo el pecho pa' echar este grito / ¡Qué lindo es Jalisco, palabra de honor!».
Sin embargo, no solo no hemos logrado nada panhispánico, sino, por el contrario, solo un presidente, para vergüenza de sus raíces cántabras y de las nuestras mexicanas, abiertamente antiespañol, que no pierde ocasión de exigir que España pida perdón por la conquista de América. No vemos que exija a Donald Trump un acto de contrición por los blancos anglosajones que casi exterminaron a todos los indios del norte continental, o que robaron a México todos los estados entre Texas y California por el sur. Al revés, se ha tragado todas las medidas de construcción del Muro y de devolución de inmigrantes. Incluso ha colaborado con ello reprimiendo el paso por México de los migrantes de otros países de América Central. Es el gendarme mexicano del magnate yanqui.
Pero se atreve con España, que desde hace más de 200 años no tiene en México arte ni parte, como no sea la positiva de los empresarios montañeses allá emigrados, y de los republicanos españoles del exilio de 1939 que, a cambio de su acogimiento por el presidente Cárdenas, levantaron las universidades, hospitales y editoriales que han hecho de México algo más que un paraíso del tráfico de estupefacientes, rozando a veces con el narcoestado. No es hipérbole: acaba de ser detenido en el aeropuerto de Los Ángeles, a petición de la DEA, el general Salvador Cienfuegos Zepeda, el secretario de Defensa en el gobierno de Peña Nieto. Es decir, durante cinco años (2012-2016) el jefe del ejército de México. Tendrá que afrontar cuatro cargos por narcotráfico. Podemos mencionar también al ya fallecido general de División Jesús Héctor Gutiérrez Rebollo, que fuera condenado a 40 años de prisión por, entre otros 'méritos', delincuencia organizada. ¿No parece más apropiado que sea México quien deba pedir perdón a los mexicanos?
De aquellas tertulias mexicanas el único que vino fue el cantante cubano Silvio Rodríguez, que nos patentizó que el tiempo también pasa para los jóvenes poetas. Recogió el premio Beato de Liébana y ensalzó a Cuba como país que no se dejó someter por un imperio, aunque pasó por alto dos hechos: que gracias a los cañones de ese imperio se independizaron de España, y que para oponerse después a él optaron por el imperio rival, la Unión Soviética, y casi provocan una guerra nuclear (acaso lo de Beato era por este apocalipsis). O sea, que cometieron dos errores imperialistas consecutivos y por eso no han conocido sino dictaduras más o menos declaradas durante un siglo. Una verdadera democracia cubana está aún por estrenar en la Historia, y no serán estos 'discursaurios', discursos fósiles, los que la traigan. Ah, si el mozo José Raúl Capablanca hubiera escuchado a su mecenas el Marqués de Valdecilla y en vez de hacerse Campeón Mundial de Ajedrez se hubiera aplicado a la economía de Cuba con una buena carrera aprendida en la universidad de Nueva York... Nunca lo sabremos.
Balance de La Chingada: antisemitismo turbio, castritis crónica y antiespañolismo de mariachi «mal averiguado». ¿Cómo hemos podido comprar esos titulares, ilusionarnos mínimamente con semejantes anuncios, sin ruborizarnos ni pensar que quizá se nos pedía demasiado? Hasta pusimos dinero: plancha completa.
No son estos, sin embargo, casos excepcionales de credulidad por nuestra parte. Se podría escribir la Gran Enciclopedia de la Credulidad de Cantabria. E incluso se debería regalar a todos los hogares. Bien que se nos vacune contra la gripe, pero es más prioritaria la vacuna contra la credulidad. Hay que erradicar el virus de Wuhan y también el de La Chingada. Si no, la distopía acecha. Cantaba Jorge Negrete en Yo soy mexicano: «Y si echo bravatas, también las sostengo». Pero, viendo cómo funciona allí, mejor no ser panhispánico en eso, sino prudente; pues acaba casi siempre como en esta otra ranchera, que un catalán hizo famosa: «Ya se cayó el arbolito / donde dormía el pavo real / y ahora dormirá en el suelo / como cualquier animal». Guadalajara en un llano...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.