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Hoy, día 9 de mayo, está a la vez tan cerca en el tiempo como lejano en las intenciones rusas de acabar el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria en esa fecha y por tanto merece una reflexión y un viaje al ... alma eslava para tratar de adivinar en qué va a derivar esta guerra injusta y cruel que tal parece un recopilatorio de horrores. Esa fecha simbólica que dije yo mismo en una televisión y a El Diario Montañés en marzo, y ha sido repetida hasta la saciedad en todos los medios habidos y por haber, hasta el extremo de que el mismísimo Papa ha dicho este día 3 de mayo que Orban le había dado esa fecha como la del fin de tanta crueldad.
Pues parece que nos equivocamos todos, pero no en las intenciones rusas, que eran evidentes, sino en que el devenir de los acontecimientos bélicos no parece que permitan acabar, si es que este dolor acaba algún día, en la fecha 'prevista'.
Tal vez, solo tal vez, esta situación se cronifique, es lo que parece que los acontecimientos sugieren, como tantos otros sitios en los que se han quedado peor de lo que estaban... Libia, Siria, Irak y tantos otros sin olvidar aquellos otros 'países' que están en un limbo jurídico y en los que en cualquier momento puede desencadenarse el horror otra vez sin haber acabado el que nos ocupa y preocupa ahora mismo. Por ejemplo, en Taiwan que siempre ha reclamado China y que quizás ahora vea en tanto río revuelto su oportunidad.
Es mi opinión que esta guerra no la ganará nadie acabe como acabe, que será de malísima manera, porque si es fácil destruir es muchísimo más difícil construir y no solo en lo material sino en las almas de quienes sufren y porque en las guerras del siglo XXI todos pierden cuando son de estas dimensiones.
Un país destruido y arruinado y con miles de tumbas, Ucrania, otro, Rusia, con miles de muertos y casi, o eso creo, arruinado, la economía mundial en estado de 'shock' y la verdad por los suelos son situaciones que tardarán muchos años en repararse y quizás siglos en olvidarse el odio generado entre dos países hermanos. ¿A quién beneficia? Como en las películas policiacas esa pregunta es la clave, pero hasta el final nadie sabe la respuesta, final que ahora me parece más lejano que nunca.
Convendría dejar de mirarse al ombligo, revisar el funcionamiento de tantas organizaciones supranacionales de dudoso éxito y elevado coste y volver a la senda de la sensatez y de la unión entre pueblos como único recurso válido para salvar a nuestro viejo mundo y casi me apunto a eso de vivir sin dinero que algunos preconizan, dinero que suele ser la causa de todos nuestros males.
Quizás sea verdad eso que los 'halcones' divulgan que las grandes fortunas, los plenos empleos y los grandes avances científicos y técnicos se generan a través de las guerras y quizás también sea cierto aquello de Eric Marie Remarque de que «la paz empieza nunca».
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