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El comienzo de 2022 no ha sido el que esperábamos. Cuando la pandemia empezaba a perder fuerza, otro dardo envenenado oscurece nuestra realidad con la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, provocando uno de los mayores dramas humanitarios vividos en los últimos años.
Existe un ... generalizado 'no' a la guerra en todas las conciencias, pero para que esta negativa se lleve a la práctica solo sirve que impidamos al agresor que continúe masacrando. Dejarle solo ante los ojos de todo el mundo, porque sus acciones de hoy nos están dibujando lo que esta crisis desencadenará en los próximos años; graves consecuencias que afectarán a nuestro modo de vida y que ya empiezan a notarse en Europa.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha encontrado en Bruselas el consenso necesario para desvincular el precio del gas del de la electricidad y, además, establece un Plan de Choque de Respuesta a la Guerra de 16.000 millones de euros para paliar los efectos del conflicto bélico. Un Gobierno que está volcado con un asunto que es central para España, un país y una región donde la industria y sectores como el agrícola, el ganadero o el pesquero son vitales para nuestro crecimiento y desarrollo económico.
Mientras tanto, el conflicto no cesa. Putin sigue ampliando su escalada ofensiva y continúa atacando con bombas las grandes ciudades, pero por el momento Mariúpol, Kiev, Odesa, Chernígov, Sumy o Járkov resisten a la embestida, aunque están siendo sometidas a un intenso fuego de aviación y artillería. Una guerra a la que el Gobierno de España está respondiendo con determinación para defender la paz en Ucrania tras el injusto ataque ruso y que va de la mano de una Unión Europea fuerte, unida y consolidada para plantar cara al autoritarismo de Putin.
Viendo las imágenes de los bombardeos en Ucrania, donde se ataca a la sociedad civil de una manera indiscriminada, se nos encoge el corazón. Hospitales infantiles y de maternidad, infraestructuras urbanas, centros militares... para Putin todo vale en una guerra que vulnera los derechos humanos y que viven en primera persona millones de ucranianos y ucranianas que quieren abandonar su país.
Es momento de ponernos en la piel de todas esas personas, de imaginarnos cómo se sienten al dejar atrás todo lo que durante años han conseguido con esfuerzo y sacrificio. Esta es una realidad que están viviendo los más de 3,8 millones de refugiados que se han visto obligados a huir de sus países para sobrevivir. Personas y familias que no vamos a abandonar.
Ya son más de 350 los ucranianos y ucranianas que han llegado a Cantabria, donde se ha puesto en marcha el Comité de Coordinación de Ayuda Humanitaria y Refugio para facilitar la acogida de personas desplazadas desde Ucrania que quieran quedarse en la región.
Acciones que debemos hacer de manera conjunta con las ONG que trabajan sobre el terreno y de forma coordinada para garantizarles el acceso a lo servicios como son la sanidad, la educación, la acción jurídica o la vivienda. Porque el refugio y el asilo no consiste solo en traer a personas, sino en acogerlas y ofrecerlas unas condiciones dignas de desarrollo y de vida.
Acciones que se convierten desde el comienzo en hechos. Lo vivimos hace unas semanas, cuando una mujer ucraniana que padece un cáncer recibió desde el primer día su tratamiento en el Hospital Marqués de Valdecilla. Este es un ejemplo de muchos otros que a partir de ahora seguro serán comunes.
Desde el comienzo de la guerra, miles de personas han viajado hasta Ucrania para atender a los refugiados que huyen de allí. La mayoría con buenos pretextos. Otros no. Otros son criminales que intentan utilizar esta situación para traficar con personas y hacer negocio con sus vidas. Por eso, y tal y como dice la Comisión Europea, debemos permanecer alerta y luchar para evitar el tráfico sobre todo de mujeres y niños y las mafias que acechan a los refugiados que huyen del horror.
Ucrania tiene todo el apoyo de Cantabria, una tierra en la que hemos dejado claro nuestro rechazo a la invasión, sufrimiento y destrucción que está ocasionando Rusia. Putin debe escuchar al mundo y poner fin a esta ocupación ilegal para evitar más muertes y restablecer la paz en la zona, con determinación y unidad lo conseguiremos.
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