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Cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. De todas las violencias. Nos sobran las razones, cada día nacen en el mundo miles de niñas que no tendrán derechos y ello solamente por serlo. Sabrán que ... no podrán tener propiedades, ni estudiar, ni elegir pareja, ni controlar su maternidad (unas veces negándoles el derecho al aborto y otras mediante abortos forzados) o ni siquiera vestir libremente.
Sabrán desde la cuna que no valen nada o valen lo que sus familias puedan ofrecer de dote para el matrimonio o lo que un adulto o anciano pague para casarse con una niña.
Ya, pero eso sucede muy lejos de nosotras, en países pobres y con otras culturas. Pues no, estimada lectora, estimado lector, sucede que en el mundo global toda la cultura es patriarcal. Y en nuestro democrático país también se deja claro que las niñas/mujeres valemos para unas cosas y los niños/hombres para otras mucho más valiosas. Y si no basta con la educación se aplica la coerción, de manera que no quepa duda.
Así, se ejerce la violencia de género basada en estereotipos y roles sexistas que nos educan y forman, incluso profesionalmente, a hombres y mujeres de manera distinta que finalmente se concreta en control y celos, insultos y amenazas, agresiones y violaciones mientras cerramos los ojos en un silencio cómplice.
Pero no, el activo y plural movimiento feminista de nuestro país hace tiempo que peleamos sin tregua y hoy queremos denunciar públicamente, el asesinato de 42 mujeres, 4 hijas y 2 hijos menores, llamando visibilizar la mayor repulsa social contra estas violencias machistas, una trágica violación de los derechos humanos de nosotras, las mujeres, que tolera conscientemente el sistema patriarcal perpetuando la desigualdad.
En estos casi dos años de alerta sanitaria en los que se han ralentizado tantas cosas, no ha disminuido, ni mucho menos, la violencia ejercida sobre mujeres y menores.
Este 25 de noviembre por tanto, como cada día del año, será un día de dolor y rabia, de protesta y reivindicación; también un día de solidaridad y deseo de conquistar una auténtica igualdad entre mujeres y hombres.
Por eso tenemos que seguir gritando:
No más denuncias no escuchadas y riesgos mal valorados.
No más órdenes de protección denegadas, exigimos responsabilidades.
No más justicia patriarcal, maltrato institucional y revictimización de las mujeres que han sufrido agresiones sexuales.
No más asesinatos.
Corresponde a los poderes públicos hacer efectivo el principio de igualdad entre mujeres y hombres ya que la desigualdad es el origen de esta violencia hacia las mujeres, por ello reclamamos los marcos legislativos así como su desarrollo e implementación que garanticen el ejercicio de nuestros derechos.
Por todo ello exigimos:
-Que se cumpla la legislación y los derechos específicos de las mujeres víctimas de todas las formas de violencia, conforme al Convenio de Estambul, reconociendo como tales la violencia física, psíquica, sexual, violación, mutilación genital, matrimonio forzado, trata de mujeres y niñas, acoso sexual, aborto forzado, esterilización forzada, explotación reproductiva con los vientres de alquiler...
-Dotación presupuestaria para abordar los programas orientados a la prevención, sensibilización y actuación contra la violencia de género; destinando estos fondos para acciones directas y estructurales en el ámbito de la educación, la sanidad, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y la judicatura, para evitar la actual revictimización de las mujeres que acuden a la Justicia. Para ello será necesaria la reparación a todas las víctimas.
-La voluntad real de todas las administraciones para trabajar con la infancia y la juventud como vía para construir una sociedad en libertad e igualdad, concienciando, cambiando roles y educando en igualdad, libertad y respeto a los derechos humanos.
-Otorgar medidas y órdenes de protección a los y las menores en situaciones de violencia de género, reconociéndolos como lo que son: víctimas de esta violencia, aplicando la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia, así como el Pacto de Violencia de Género.
El compromiso con la erradicación de las violencias machistas es nuestra meta, no pararemos hasta alcanzarla -sin rendirnos, sin callarnos-, convencidas de que es preciso decir en voz alta que estamos #Hartas, que no toleraremos la desigualdad entre mujeres y hombres, generadora de esta violencia de género. Hagamos un Pacto de Estado y ciudadanía para erradicar estas violencias y así conseguir una sociedad feminista donde podamos ser libres. ¿Hartas? #hartas ¡contra el terror machista, lucha feminista!
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