Los herejes y el pensamiento único
LA TIERRA DORMIDA ·
Los partidos políticos tienden a la uniformidad, esa que no permite la crítica internaSecciones
Servicios
Destacamos
LA TIERRA DORMIDA ·
Los partidos políticos tienden a la uniformidad, esa que no permite la crítica internaLa sociedad se enfrenta, afortunadamente por enésima vez, a la algarabía de un largo proceso preelectoral que finalizará en mayo de 2023 con los comicios ... regionales y municipales que delinearán la carta de navegación para los próximos cuatro años en la inmediata vida municipal. Se vive, pues, el tiempo en el que se colocan las piezas que determinarán al juego que proponen los partidos mas inmediatos y que tendrá su culminación con nombres y apellidos de l@s cabezas de lista. Aún sin existir, se inicia una especie de interregno interior en las formaciones políticas en el cual se deberá ir perfilando, con mayor o menor fortuna, los candidatos a encabezar una oferta que logre, al menos, despertar el interés de la adormecida ciudad que habitamos.
Los partidos tienden a la uniformidad, al pensamiento único, ése que no permite la crítica interna porque sería interpretada como división o desvanecimiento de las ideas de los líderes, de manera que quienes intenten romper el pensamiento uniformado corren el riesgo de ser considerados herejes, apóstatas a extrañar al destierro de los sin nombre.
Mucho me temo que enfrentamos, de nuevo, candidaturas y propuestas personales de quienes, bien uniformados, consideran que la disensión es una imperdonable infidelidad. De esta manera, se priva a la sociedad de la riqueza del debate, de la confrontación, incluso, obligando a permanecer en el pensamiento común como la única forma de supervivencia política. De ahí la importancia de la apostasía. Cada cierto tiempo vuelvo a la lectura de una obra -'Herejes' (Madrid, 2020)- firmada por quien considero uno de los más eximios pensadores y escritores de nuestro siglo, Antonio Pau (Torrijos, Toledo, 1953), autor, entre otros, de deliciosos y profundos estudios sobre Rainer María Rilke, cuyo prólogo constituye todo un manifiesto a favor de los disidentes, como antídoto contra el pensamiento exclusivo: «Mejoran el pensamiento del que disienten. Es bueno que haya rebeldes, que haya contradictores, que haya disconformes, que haya discordantes, que haya insatisfechos, que haya discrepantes. Porque hacen mejor a la sociedad entera».
Para Pau, lejos de tratarse de una forma de deslealtad, los herejes son un modelo: «En una época como la nuestra, en la que hay temor de expresar lo que se salga del pensamiento único y en la que la conducta se procura mantener en el cauce de lo políticamente correcto, los herejes son un auténtico modelo de comportamiento social». Los heréticos actuales son literalmente exterminados, especialmente de los partidos políticos, a pesar de que a muchos de ellos, y para evitar el apartamiento, les habría sido más fácil retractarse y volver al redil. «Hoy, los disidentes pagan un alto precio -precisa Antonio Pau- de soledad y de vacío. Romper con el orden establecido lleva a sentirse desgarrado de la sociedad, e incluso, a sentir el desgarro de sí mismo», pero hay que buscar la verdad y no la razón de las cosas, escribió Unamuno.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.